viernes, 17 de mayo de 2013

Los 12 de Cinzano: Leyendas que nunca fueron

Creo que este es uno de los rankings más interesantes que se pueden hacer. Vendría a ser una lista de aquellos caballos que, por algún motivo u otro, nunca pudieron llegar a concretar todo lo que alguna vez prometieron. Pudieron haber sido leyendas, y algunos de hecho ya pueden considerarse como tales. Pero cada vez que pensemos en ellos, nunca podremos evitar el pensar "que hubiera pasado si...".

12- Favorite Trick:
En 1997, cuando el invicto Favorite Trick ganó 8 carreras consecutivas, incluida una victoria ante los mejores potrillos de 2 años del país en la Breeders' Cup Juvenile (GI), muchos pensaron que al año siguiente la hípica norteamericana vería a su primer triple-coronado en 20 años. El potrillo fue el primer dos añero en ser elegido "Caballo del Año" desde que un tal Secretariat lo hiciera 25 años antes, y cuando comenzó su campaña de 1998 con una fácil victoria en el Swale Stakes (GIII), ya era considerado el amplio favorito para el Derby de ese año. Sin embargo, una dura derrota en su última preparatoria, el Arkansas Derby, prepararía a los fanáticos para la dura realidad, y cuando el hijo del velocista Phone Trick llegó a Churchill Downs, ya muchos habían dejado de considerarlo una posible leyenda.


11- Storm Cat:
Antes de convertirse en uno de los mejores padrillos de los tiempos modernos, el gran Storm Cat era un potrillo bastante prometedor. En 1985, a la edad de 2 años, ganó el prestigioso Young America Stakes (GI), antes de perder el cetro de "Mejor Potrillo de 2 Años" por apenas un hocico ante Tasso en el recordado Breeders' Cup Juvenile (GI) de Aqueduct. Y al año siguiente, cuando era considerado uno de los favoritos en la previa para el Derby, una lesión lo alejó para siempre de las pistas, luego de haber logrado ganar apenas una carrera más.


10- Eskendereya:
El hijo de Giant's Causeway había demostrado talento en algunas de sus salidas a pista como dos añero en 2009 -llegó a ganar el Pilgrim Stakes por más de 7 cuerpos en el fango de Belmont Park-; pero no fue sino hacia principios del año siguiente cuando realmente explotó. Primero ganó una condicional en Gulfstream Park con facilidad en enero, luego venció en el Fountain Of Youth (GII) por 8 1/2 cuerpos, y finalmente destrozó a sus rivales en el Wood Memorial (GI), ganando a las risas la prestigiosa carrera por casi 10 cuerpos y obteniendo un excelente Beyer Speed Figure de 109. Sin embargo, a pocas semanas de partir como el prohibitivo favorito en el Kentucky Derby, el pupilo de Todd Pletcher sufrió una importante lesión en una de sus patas, que terminaría con su carrera en las pistas.


9- Danzig:
Corrió apenas tres carreras, ninguna de categoría clásica y nunca ante rivales de gran nivel. Sin embargo, viendo la facilidad con la que ganaba, analizando los increíbles tiempos que marcó, y teniendo en cuenta todo lo que sus allegados siempre dijeron de él, podemos afirmar casi con certeza que, de no haber sido por sus múltiples problemas físicos, Danzig hubiera sido una leyenda. Lamentablemente, la gran mayoría lo va a recordar estrictamente como un excelente padrillo.


8- Flanders:
Muchos apodan al famoso entrenador D. Wayne Lukas como "el rey de las lesiones", y gran parte de esto se debe a lo sucedido con la brillante Flanders. Sin tener en cuenta su descalificación en el Matron (GI), esta la hija de Seeking The Gold ganó las 5 carreras en las que compitió, 4 de ellas de Grupo 1, y todas a los 2 años. Y a pesar de que siempre será recordada por su increíble duelo con la fantástica Serena's Song en la Breeders' Cup Juvenile Fillies (GI) de 1994 en Churchill Downs -la carrera en donde sufrió la lesión que le impidió seguir compitiendo-, probablemente su mejor carrera fue el Frizette (GI) corrido aquel año en Belmont.


7- Vindication:
En 2002, el mundo hípico fue revolucionado por este oscuro que parecía tenerlo todo. Pertenecía a una de las últimas generaciones del legendario Seattle Slew, y era tan atractivo físicamente, que con apenas 1 año de vida fue comprado por U$S 2,15 millones en las subastas de Keeneland. Por si todo esto fuera poco, a los 2 años demostró un talento tan excepcional, que cuando mantuvo su invicto en 4 presentaciones al ganar fácilmente la Breeders' Cup Juvenile (GI), muchos pensaron que era casi una fija para el Derby del año siguiente, y tal vez para la Triple Corona. Sin embargo, una lesión le impediría siquiera volver a competir, y cuando era considerado uno de los padrillos más prometedores del país, falleció inesperadamente, dejando apenas cuatro generaciones de hijos.


6- Bellamy Road:
El talentoso hijo de Concerto llegó al Kentucky Derby del 2005 como el gran favorito de un lote que incluía a potrillos como Afleet Alex, Wilko, Bandini o Giacomo. Y vaya si lo merecía. Pues a pesar de haber corrido apenas dos carreras en aquel año, éstas habían sido tan impresionantes, tan condenadamente increíbles, que costaba creer que el oscuro del famoso George Steinbrenner pudiera perder.
Primero, había empezado el año ganando una condicional en Gulfstream Park por casi 16 cuerpos, y luego, en una de las mejores actuaciones de la década, ganaría el Wood Memorial (GI) de Aqueduct por 17 1/2 cuerpos, obteniendo un estratosférico Beyer Speed Figure de 120 -el más alto en la historia para un tres añero previo al Derby- e igualando el récord de pista (1:47 para los 1800 metros) establecido por el legendario Riva Ridge 32 años antes.
El primer sábado de mayo, sin embargo, el oscuro correría demasiado cerca de los punteros en uno de los Derbys más vertiginosos de todos los tiempos, y terminaría quedándose sin restos en la recta, para llegar en un decepcionante séptimo lugar del sorpresivo ganador Giacomo. Volvería a competir apenas una vez más, en el Travers (GI) de aquel año; pero por alguna razón, nunca más sería el mismo.


5- Devil's Bag:
Probablemente en su tiempo, Devil's Bag haya sido el mejor potrillo de 2 años de la historia hípica norteamericana. Invicto en sus 5 salidas a pista como juvenil en 1983, el hijo de Halo rompió el récord de tiempo al ganar el Cowdin Stakes (GII) en 1:21.40 para los 1400 metros, luego destrozó la histórica marca de Seattle Slew en el Champagne Stakes (GI), para finalmente cerrar un año perfecto al ganar el Laurel Futurity (GI) en 1:42.40 para los 1700 metros, eclipsando el récord de pista de Spectacular Bid. Para fines de año, no sólo era considerado el mejor potrillo de 2 años desde los tiempos de Secretariat, sino que sus servicios como reproductor fueron sindicados en un récord absoluto de U$S 36 millones.
La dececpción iba a ser enorme, pues a los 3 años el hijo de Halo debería ser retirado cuando llegaba como gran favorito al Derby, luego de haber vencido en 3 de sus 4 salidas a pista aquella temporada.


4- Candy Ride:
El brillante invicto argentino Candy Ride llegó a California a principios de 2003, luego de ganar dos grupos 1 por demolición en su país de origen. Sin embargo, a pesar de que en Sudamérica aquellas victorias fueron sobre el césped, en los Estados Unidos, el hijo de Ride The Rails haría su fama sobre la arena. Porque luego de ganar sus dos primeras carreras en el país del norte, ambas en Hollywood Park, el pupilo de Ron McAnally se trasladaría al famoso hipódromo de Del Mar, para correr el prestigioso Pacific Classic (GI). Allí, en lo que sería la mejor actuación de su corta carrera, Candy Ride correría los 2000 metros en increíbles 1:59.11 (récord de pista), para vencer rotundamente al gran favorito Medaglia D'Oro, que por aquel entonces era considerado el mejor caballo adulto del país. Su Beyer Speed Figure de 123 sería el mejor de todo Norteamérica para aquel año.
Nunca más volvería a correr.


3- Arazi:
Si antes dijimos que Devil's Bag fue probablemente el mejor potrillo de 2 años en la historia hípica norteamericana, fue sólo porque Arazi fue el mejor potrillo de 2 años de la historia hípica mundial. Nacido en Kentucky, el hijo de Blushing Groom ganó 6 de 7 carreras en el césped corriendo como juvenil en Francia -incluidas tres de grupo 1-, antes de retornar a su estado natal, para intentar cerrar aquel año '91 con una victoria en la famosa Breeders' Cup Juvenile (GI), corrida sobre la arena de Churchill Downs. Pues bien, el increíble alazán, que antes de la carrera había sido adquirido en un 50% por el jeque Mohammed Al Maktoum (pagó U$S 9 millones), no solo cerraría el año de forma triunfal en el Juvenile, sino que lo haría mediante la que fuera -casi con total certeza- la mejor actuación de un ejemplar de 2 años en la historia del turf. Corriendo lejos del hasta entonces invicto Bertrando durante la primera parte del trayecto, el hijo de Blushing Groom desplegaría una de las arremetidas más electrizantes jamás vistas, para ganar una carrera supuestamente "pareja" por escándalo y catapultarse a la fama mundial.
Sin embargo, nunca más volvería a ser el mismo.
Considerado una de las mayor fijas en la historia del Kentucky Derby, el potrillo tuvo que ser intervenido por problemas en sus rodillas poco después del Juvenile, lo que le quitó muchos meses de entrenamiento. Y a pesar de que venció fácilmente en su única preparatoria de cara a la "carrera de las rosas" -un clásico listado sobre 1600 metros en el césped de Saint-Cloud-, para cuando llegó al Derby, sin haber perdido una carrera en más de 11 meses y considerado por la mayoría del mundo hípico como la reencarnación de Secretariat, el potrillo distaba mucho de ser el que había sido el año anterior en el Juvenile. Por un momento, sin embargo, y a pesar de todos los contratiempos que había tenido, pareció que el hijo de Blushing Groom iba a repetir una arremetida como la del Juvenile, y hasta el relator de la carrera Dave Johnson se dejó atrapar en la emoción del momento cuando lo vio pasar caballos como postes en el codo de Churchill Downs. Pero lo cierto es que el alazán iba a quedarse sin restos en la recta, y terminaría llegando octavo, lejísimos del sorprendente ganador Lil E. Tee.
De vuelta en Francia, el que antes era considerado por muchos como el posible caballo del siglo apenas pudo ganar un grupo 2 en cuatro actuaciones, y terminaría su campaña de pistas llegando en un decepcionante undécimo puesto como el favorito en la Breeders Cup Mile (GI) de 1992.


2- Landaluce:
Una hermosa hija de Seattle Slew, Landaluce fue considerada por muchos turfmans de principios de los '80 como la segunda venida de la mítica Ruffian. Debutó en julio de 1985, a la edad de 2 años, y lo hizo ganando con extrema facilidad una carrera sobre 1200 metros en Hollywood Park, en un gran tiempo de 1:08 1/5. Pero fue su segunda carrera, el Hollywood Lassie (GII), la que dejaría su nombre grabado en los libros de historia. Porque corriendo los 1200 metros en 1:08 (considerado el mejor tiempo de cualquier potranca de 2 años para la distancia en la historia), Landaluce le sacó 21 cuerpos a su más cercana escolta (un récord absoluto para un clásico en Hollywood Park), casi todos ellos ya en la recta y sin ni siquiera esforzarse. Ya famosa mundialmente, la potranca ganaría sus siguientes tres clásicos, todos por destrozo, para permanecer invicta en 5 presentaciones. Y luego, cuando ya muchos empezaban a considerarla entre las mejores hembras de la historia, la hermosa potranca cayó enferma, y murió inesperadamente a las pocas semanas, con la cabeza apoyada en los brazos de su entrenador D. Wayne Lukas. Aún no había cumplido los 3 años.
Hoy en día, sus restos permanecen enterrados en el centro de la pista de Hollywood Park, y el Hollywood Lassie ha pasado a llamarse el Landaluce Stakes. Vaya uno a saber que harán con ella cuando a fines de este año demuelan el hipódromo.


1- Barbaro:
Muchos dirán que si ganar el Kentucky Derby (GI) no es ser una leyenda, pues entonces nada lo es. Pero en mi opinión, y teniendo en cuenta el potencial que demostrara aquel hermoso colorado en Louisville aquella tarde de mayo de 2006, Barbaro podría haber sido mucho más. Luego de convertirse en apenas el sexto invicto en ganar el Derby, y haciéndolo mediante una de las mejores actuaciones en la historia de la carrera, todo parecía indicar que el hijo de Dynaformer era finalmente el elegido por los crueles dioses del turf, y que iba a convertirse en el primer triple-coronado en 28 años. Sin embargo, apenas dos semanas después de aquello, en un Preakness que muchos consideran el momento más trágico de la historia hípica norteamericana, el potrillo perfecto pisó mal a poco de largar, fracturándose la pata trasera izquierda en más de 20 pedazos. No sólo nunca más volvió a competir, sino que en enero del año siguiente, luego de una larga batalla con la enfermedad de los cascos laminitis, el potro falleció en un hospital equino de Pennsylvania. Siempre nos quedará la duda de lo que podría haber llegado a lograr.





La joya menos preciada

El Derby es el Derby, y no hay mucho más para decir. Los años pasan, y sigo sintiendo escalofríos en la nuca cada vez que escucho a los más de 140.000 espectadores entonar el emocionante "My Old Kentucky Home", mientras los 20 mejores potrillos del país desfilan por la recta de Churchill Downs. Y el Belmont, por lo menos cuando hay posibilidades latentes de presenciar un nuevo triple-coronado, también puede ser una de las carreras de caballos más famosas del planeta. (Con decir que en 2004, el año del recordado Smarty Jones, más de 33 millones de personas en los Estados Unidos presenciaron la carrera por la NBC, es más que suficiente.)

Sin embargo, es la segunda gema de las tres, la carrera generalmente más olvidada por todos. Pues a pesar de que su primera edición se remonta al año 1873 -incluso antes que el primer Kentucky Derby-, y de que se corre en uno de los hipódromos más legendarios del país, el Preakness no tiene la tradición de la "carrera de las rosas", ni las expectativas que se generan en torno al Belmont cuando hay chances de ver un posible triple-coronado. Lo que no quita que, en mi opinión, si se la ve estrictamente como una carrera de caballos, hay muchos argumentos para afirmar que es la mejor de las tres.


Smarty Jones
A diferencia del Derby, en donde por lo general la enorme cantidad de participantes terminan provocando que uno o más potrillos pierdan la carrera por problemas de tráfico, o del Belmont, cuyos 2400 metros por lo general determinan que no gane el mejor, sino el que llega más descansado, en el Preakness generalmente suele triunfar el mejor potrillo. Sus 1900 metros es una distancia neutral, y al competir menos de 14 caballos, los problemas de tráfico suelen ser escasos. Es muy dificil ver que los favoritos se "cocinen" al seguir a los punteros en parciales de vértigo, como sucedió en los Derbys de Afleet Alex y Point Given, o en el Belmont de Smarty Jones. Y por lo general, los mejores potrillos no pierden la carrera por verse obstaculizados en la largada, como sucediera con Lookin At Lucky en Churchill Downs en 2010. De hecho, de las últimas 12 ediciones del Preakness (2001-2012), 7 fueron ganadas por los favoritos, y la mayor sorpresa fue la del talentoso Bernardini en 2006, un caballo que luego demostró ser de lo mejor de la década. En Pimlico, al menos en lo que va del siglo XXI, no hubieron Monarchos, ni Giacomos, por poner dos ejemplos de potrillos que ganaron el Derby por ser arremetedores, más que por ser los mejores; y tampoco hubieron casos como los de Sarava, Jazil o Da'Tara, cuyos triunfos en el Belmont marcaron los únicos hitos de sus campañas. El Preakness es la más justa de las tres carreras de la Triple Corona, y, por lo tanto, la que suele dejar menos corazones rotos.

Afleet Alex
Pero el Preakness no sólo merece respeto por todo lo anteriormente mencionado, sino que también nos ha brindado algunos de los mejores momentos de los últimos tiempos. Cómo olvidar la infartante edición ganada por el corajudo Afleet Alex en 2005, el emocionante duelo entre Curlin y Street Sense en 2007, o los aplastantes triunfos de los invictos Smarty Jones y Big Brown en 2004 y 2008, respectivamente. Si a éstos momentos épicos, además les agregamos una de las carreras más recordadas de la última década, la victoria de la gran Rachel Alexandra sobre Mine That Bird en 2009, y también el recordado duelo entre I'll Have Another y Bodemeister del año pasado, salta a la vista que, por lo menos desde el año 2000 en adelante, el Preakness ha sido la mejor de las 3 carreras que componen la Triple Corona, y quizás también del país. 
Para los favoritos injustamente derrotados en el Derby, es una especie de camino de redención -como lo fue con Point Given, Afleet Alex, y Lookin At Lucky-; y para los grandes ganadores de la "carrera de las rosas", es la puerta de entrada a las que yo considero las mejores 3 semanas en todo el turf: aquellas que transcurren hasta el día del Belmont, cuando todos en el mundo del turf pensamos que estamos por presenciar al primer triple-coronado desde 1978.

Concluyendo, el Preakness podrá no ser la más célebre de las tres carreras que componen la Triple Corona, pero esto no quiere decir que deba ser pasada por alto. Pues no sólo ha sido la carrera que mejores momentos nos ha proporcionado en los últimos tiempos -dejando de lado la trágica edición de 2006, donde se lesionara el mítico Barbaro-, sino que también puede ser la que termine de confirmar a Orb como algo más que un buen caballo. Esperemos que todo transcurra con normalidad, y que para el sábado de noche todos podamos estar nuevamente inmersos en ese hermoso estado de esperanza e ilusión; ese que se genera cuando un gran potrillo viaja a Nueva York con chances certeras de obtener la esquiva Triple Corona.

jueves, 16 de mayo de 2013

Un Preakness que promete ser especial

Como sucede todos los años, ni bien Orb cruzó el disco primero en el Kentucky Derby, la pregunta estuvo en boca de todos: ¿puede el hijo de Malibu Moon ganar la Triple Corona?
Y como siempre que surge esa interrogante, la atención de todos se centró casi exclusivamente en la última de las tres pruebas, el Belmont Stakes. Al fin y al cabo, ésta es la carrera que en los últimos 35 años ha demostrado ser la más demandante para los aspirantes al "trofeo más esquivo de todos los deportes". Cuando sus agotadores 2400 metros no son demasiado (como lo fueron para Smarty Jones, Sunday Silence o Alysheba), son los estirados codos y la larga recta de Belmont Park los que pueden confundir hasta a los jinetes más experimentados (le sucedió al exitoso Kent Desormeaux con Real Quiet en 1998, y a Stewart Elliott con Smary Jones en 2004); y cuando nada de esto sucede, simplemente son las 5 agotadoras semanas que separan las 3 carreras lo que convierte al cetro en algo tan difícil de alcanzar.
Pues bien, para Orb, ninguna de estas razones parece ser obstáculo.


Es un hijo de Malibu Moon, cuyo padre A.P. Indy ganó el Belmont de 1992 en uno de los mejores tiempos en la historia de la carrera; y su madre, Lady Liberty, es una hija nada más ni nada menos que del gran Unbridled, uno de los apenas cuatro caballos que lograron vencer en el Kentucky Derby y la Breeders' Cup Classic. Teniendo en cuenta eso, y analizando además su estilo de correr -a lo largo de su campaña, siempre ha corrido más que sus rivales en los últimos metros de sus carreras-, arribamos a la conclusión de que, por el lado de la distancia, el pupilo de McGaughey no parecería ser vulnerable.

En cuanto al tema del jinete, los datos son igual de alentadores. Porque en los últimos tiempos Joel Rosario no sólo ha demostrado ser uno de los mejores jockeys del planeta, sino que además, desde que el año pasado se trasladara desde California hacia la costa este, ha corrido incontables carreras sobre la larga pista de Belmont Park. Es muy difícil imaginarse al dominicano exigiendo a Orb demasiado temprano, como hiciera Elliott con Smarty Jones en 2004; Rosario corre prácticamente a diario en Belmont Park, y Elliott había corrido apenas 15 carreras en dicha pista cuando llegó al Belmont de 2004.

Por último, nos queda el problema del cansancio. Generalmente, los potrillos que llegan al Belmont con chances de Triple Corona han sido "apurados" por sus entrenadores para poder llegar al Derby. Esto no quiere decir que hayan corrido mucho antes de ir a Churchill Downs, simplemente que quizás no habían tenido el tiempo suficiente de alcanzar su completa madurez antes del inicio de la Triple Corona, y que su victoria en Kentucky les quitó más energías de las necesarias. Pues bien, siendo Orb un pupilo de Shug McGaughey, esto es completamente imposible. Porque el entrenador ha dicho una y otra vez a lo largo de los años que él no anotaría un potrillo en el Kentucky Derby a no ser que el caballo le indique por todos los medios que está pronto para correr en la carrera. Puede ser un método que le haya proporcionado menos éxitos en "la carrera de las rosas" que a entrenadores como D. Wayne Lukas, que cada año llega al Derby con un ejército de tres añeros, sin importar que algunos puedan estar en tres patas, y que seguramente por mucho tiempo después de la carrera no vuelvan a ser los mismos. Pero es algo que deja a los fanáticos con la certeza de que, cuando un pupilo de McgGughey gana el Derby, es muy improbable que vaya a arrastrar las patas en las siguientes dos gemas de la Triple Corona.

En conclusión, según mi forma de ver las cosas, si Orb llega al Belmont con chances de obtener Triple Corona, sus posibilidades de obtener el tan esquivo cetro serían las más grandes desde que Spectacular Bid llegara a Nueva York en 1979 como el prohibitivo favorito. 
Antes, debemos rezar por que todo suceda con normalidad el sábado que viene en el Preakness. Si así sucede, y si este año no hay alfileres que se claven en sus cascos días antes del Belmont -como sucedió con Spectacular Bid-, ni rajaduras en sus vasos como las de Big Brown, me animo a afirmar que viviremos unas tres semanas inolvidables.


viernes, 10 de mayo de 2013

Los 12 de Cinzano: Kentucky Derbys más memorables desde 1970

Una nueva edición de la carrera más famosa de Norteamérica ha quedado atrás, y aquí está un breve recuento de lo que yo considero son los Derbys más recordados de las últimas cuatro décadas. Espero que lo disfruten.

12- Spend A Buck (1985):
El gran favorito de aquel Derby era el talentoso Chief's Crown, que desde los 2 años era considerado uno de los mejores caballos desde Secretariat. Pero cuando el fantástico Spend A Buck se hiciera con la punta de la carrera, demostraría que el líder indiscutido de aquella generación era él.


11- Seattle Slew (1977):
Parecía que el invicto y favorito Seattle Slew (partidor 3, chaquetilla negra y amarilla) había perdido aquel Derby antes de llegar a las gateras, tal era el grado de nerviosismo que había demostrado durante la previa. Y cuando el potrillo -que en todas sus carreras previas había corrido en la punta- largó último, dio la sensación de que sus posibilidades definitivamente se habían terminado. Sin embargo, mediante una increíble arremetida contra la baranda interior en el primer tramo de la carrera, el oscuro lograría recuperar los 5 cuerpos perdidos con respecto al puntero For The Moment en menos de 300 metros, posicionándose en el segundo lugar antes de que hubieran pasado el disco por primera vez. Para cuando entraran en la recta, la carrera ya estaría liquidada en su favor.


10- Barbaro (2006):
Dos semanas antes de su trágico Preakness, el fantástico Barbaro se llevaría uno de los Derbys más memorables de nuestros tiempos, venciendo a un talentoso lote por casi 7 cuerpos -el márgen de victoria más amplio en 60 años-, y corriendo los últimos 400 metros de la carrera en el mejor tiempo desde Secretariat. Sería apenas el cuarto invicto en ganar el Kentucky Derby en toda la historia.


9- Alysheba (1987):
Con los años, Alysheba se convertiría en el caballo favorito de Norteámerica. Pero cuando llegó a aquel Kentucky Derby de 1987, el hijo de Alydar apenas había ganado una carrera en su vida, casi 8 meses atrás.
Por si esto fuera poco, faltando apenas 400 metros para el disco en la carrera de las rosas, el potrillo tropezó gravemente con las patas del puntero Bet Twice, quedando su hocico a apenas unos centímetros de la arena de Churchill Downs y casi que provocando una catástrofe. Sin embargo, una vez que el valiente zaino logró reponerse, su leyenda empezaría a nacer.


8- Charismatic (1999):
Tres meses antes del Derby, Charismatic ni siquiera era el favorito en una carrera de reclamos de Santa Anita, y el ultra-talentoso pero problemático jinete Chris Antley recién volvía a competir, luego de pasar dos años alejado de las pistas como consecuencia de sus múltiples adicciones. Sin embargo, para el primer sábado de mayo, ambos se convertirían en los sorprendentes ganadores de la carrera más prestigiosa del país, comenzando lo que sería una de las Triple Coronas más recordadas y trágicas de los últimos tiempos.


7- Mine That Bird (2009):
21 horas fue lo que llevó al desconocido entrenador Chip Woolley trasladar a su pequeño castrado Mine That Bird desde Nuevo Mexico hasta Churchill Downs, donde el potrillo correría el Kentucky Derby. Woolley había hecho el trayecto tirando de un pequeño trailer con su camioneta y frenando cada tanto para tomarse un café en alguna estación del camino, con la única ilusión de poder competir en la carrera de las rosas, pues era consciente de que las chances de victoria de su pupilo eran casi nulas. Lo que nunca supo, fue que aquel sábado de principios de mayo, sobre el fango de Churchill Downs, Mine That Bird llevaría a cabo una de las mejores actuaciones en la historia del Kentucky Derby, convirtiéndose además en la segunda mayor sorpresa en la historia de la carrera.


6- Cañonero II (1971):
Comprado por la magra suma de U$S 1200 en los Estados Unidos, Cañonero II se convirtió en una estrella corriendo en Venezuela, antes de que su dueño decidiera correrlo en la carrera más famosa del mundo. Sin embargo, su viaje desde Sudamérica a Louisville se convertiría en una verdadera odisea. Pues luego de que los dos primeros vuelos en los que se subiera el potrillo tuvieran que volver a Venezuela por desperfectos mecánicos, cuando finalmente Cañonero pudo viajar -en un vuelo lleno de patos y gallinas-, un problema de papeleo lo mantendría varado en el aeropuerto de Miami por 4 días, haciéndole perder más de 30 kilos. Por si esto fuera poco, ni bien que fue dejado libre, el potrillo tuvo que soportar un traslado de 20 horas y 900 millas hasta Churchill Downs, en un trailer conducido por su entrenador Juan Arias y su peón Juan Quintero, para llegar al hipódromo con apenas una semana para la carrera.
Y a pesar de que durante los días previos sus trabajos lo convirtieran en el hazmerreír del lugar, una vez que se abrieran las gateras el día de la carrera, el desgarbado potrillo demostraría que la guapeza es lo último que se pierde.


5- Affirmed (1978):
Fue el clásico duelo de la estrella del este contra la del oeste, como lo había sido con Swaps y Nashua un par de décadas atrás. Affirmed y Alydar ya se habían enfrentado más de una vez a los 2 años, pero desde que cumplieron 3, sus caminos se habían separado, y ambos habían demostrado que sólo entre ellos se podían vencer. De enero a mayo de 1978, Affirmed y su célebre jinete adolescente Steve Cauthen destrozarían a todo lo que se les pusiera enfrente en la costa oeste, mientras que el gran Alydar hacía exactamente lo mismo del otro lado del país. Pero para cuando el primer sábado de mayo ambos se cruzaran en Churchill Downs, ante la expectante mirada de toda la nación, solo uno de ellos podría llevarse la victoria.


4- Genuine Risk (1980):
La fantástica Genuine Risk ganado sus primeras seis carreras ante hembras a las risas, y ya se la consideraba una de las mejores yeguas de los últimos tiempos. Pero en el que fuera su primer enfrentamiento ante los machos, la alazana llegaría tercera en el Wood Memorial ante el favorito para el Derby de aquel año, Plugged Nickle. Sin embrago, dos semanas después, la historia sería otra. Pues la potranca tomaría la punta en el Kentucky Derby a falta de 400 metros, y guapearía de allí hasta el disco, para convertirse en la primer hembra en ganar la carrera en 65 años.


3- Unbridled (1990):
La victoria del gran Unbridled en el Kentucky Derby de 1990 no fue la más sorprendente, ni la más espectacular. Fue el relato de la carrera que le hizo el entrenador Carl Nafzger a la propietaria del potrillo, Frances Genter -que contaba con 93 años y no podía ver lo que sucedía-, lo que lo convirtió en uno de los momentos hípicos más recordados de todos los tiempos. (El primer video es la carrera, y el segundo el relato de Nafzger).



2- Ferdinand (1986):
Lamentablemente, el fantástico Ferdinand siempre será recordado por su muerte en un frigorífico japonés en 2002. Pero en sus días de corredor, el hijo de Nijinsky fue uno de los mejores caballos de la década de los '80. De hecho, su gran victoria en el Churchill Downs en 1986 no sólo convertiría al legendario Bill Shoemaker en el jinete más longevo en ganar el Derby -con 54 años-, sino que le daría su primera victoria en la carrera al también mítico Charlie Whittingham, que ya por ese entonces era considerado por muchos como el mejor entrenador de la historia hípica norteamericana.
A veces, cuando pienso en la historia de Ferdinand, y en su trágico final, me pregunto qué hubiera hecho el trabajador japonés que lo mató, de haber sabido acerca de los cientos de miles de personas a los que aquel caballo había hecho feliz. Y como nunca puedo encontrar una respuesta, lo único que hago en esos momentos es intentar convencerme de que, en esos últimos momentos de tragedia, la mente de Ferdinand vagaba por el pasado, muy lejos de allí, recordando la mágica tarde tantos años atrás, en que había ganado la carrera más famosa del mundo.


1- Secretariat (1973):
Antes del Wood Memorial de 1973, Secretariat era considerado una fija para llevarse el Derby de aquel año, y no eran pocos los que ya estaban hablando de Triple Corona. Sin embargo, su impactante derrota en el "Wood" levantaría un mar de dudas en torno a su estado físico, y muchos empezarían a dudar de que, siendo un hijo del veloz pero poco resistente Bold Ruler, aquel alazán pudiera ganar sobre la carrera de las rosas.
Sin embargo, para el día de la carrera, el potrillo respondería a todas las críticas. Pues corriendo desde el fondo del lote, iría ganando posiciones como una locomotora durante todo el trayecto, corriendo cada uno de sus parciales más rápido que el anterior (25 1/5, 24, 23 4/5, 23 2/5 y 23), y llegando al disco primero, en un increíble tiempo récord de 1:59 2/5 que continúa vigente al día de hoy.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Orb y un Kentucky Derby para el recuerdo

El sábado pasado, cuando el potrillo de tres años Orb cruzó el disco primero en la edición número 139 del Kentucky Derby, la gran mayoría de quienes lo vieron hacerlo ignoraban la enorme magnitud que aquel triunfo significaba para los allegados al caballo. Pues aunque muchos sabían que aquella era primera victoria en el Derby para el veterano entrenador Shug McGaughey, y también para los propietarios del potrillo Ogden Mills Phipps y Stuart Janney III, solo unos pocos estaban al tanto de que aquel triunfo era el tan esperado pináculo para una de las dinastías más históricas y reconocidas del turf norteamericano en el siglo XX.
Durante casi noventa años, desde que en 1926 la abuela de Phipps y Janney creara el hoy legendario Wheatley Stable, hasta poco antes de las 18:24 horas del sábado pasado, los Phipps habían ganado casi todas las carreras más importantes de Norteamerica, excepto una: el Kentucky Derby. Aunque pueda parecer irónico, viniendo de la familia que hoy en día es considerada una de las más emblemáticas de la hípica estadounidense, y que fuera factor fundamental en la cría de leyendas tales como Bold Ruler, Buckpasser, Secretariat, Ruffian o Easy Goer, la carrera insignia de los Estados Unidos le fue esquiva a los Phipps durante casi un siglo. 
Finalmente para ellos, el sábado, luego de tres generaciones de fracasos, derrotas y de caballos aparentemente perfectos que fracasaban en la carrera más importante de todas, la redención les llegó en la forma de un oscuro grandote y desgarbado, pero con el talento y el corazón de un campeón. Su nombre es Orb, y espero que después de leer este artículo puedan apreciar su victoria en toda su magintud.

***

La primera vez que asistió a un Kentucky Derby, Ogden Mills "Dinny" Phipps tenía 16 años. Corría el año 1957, y su abuela, la famosa Gladys Mills Phipps -apodada "la primera dama del turf"-, era la propietaria del gran favorito de la carrera, un oscuro de velocidades extraordinarias llamado Bold Ruler. Por aquel entonces, ya se comentaba que nunca ningún caballo del histórico Wheatley Stable había ganado un Derby, y que si los Phipps no lograban hacerlo con aquel brillante hijo de Nasrullah, probablemente nunca lo harían. Lamentablemente para el joven Dinny, no sería la única vez que escucharía una frase de este tipo.
Bold Ruler


En lo que sería la primera de muchas grandes decepciones en el Derby para una de las familias más tradicionales y prominentes de la hípica norteamericana, Bold Ruler se quedaría sin restos en la recta de Churchill Downs aquella tarde de 1957, y terminaría llegando al disco cuarto, lejos del sorprendente ganador Iron Liege. Y aunque a las dos semanas se redimiría al ganar el Preakness -el primero para su dueña-, para retirarse un año después como uno de los mejores milleros de todos los tiempos, no sería suficiente. Porque trece años más tarde, Gladys Mills Phipps fallecería en Nueva York; y a pesar de que desde 1926 su Wheatley Stable había criado y corrido el increíble numero de siete campeones americanos, y competido en siete ediciones del Kentucky Derby desde 1928, con cracks como Successor, Bold Lad o el mismo Bold Ruler, nunca ninguno de sus caballos había podido ganar la carrera más importante de todas.

De los cuatro hijos de Gladys con Henry Carnegie Phipps, dos heredarían la pasión de su madre por el caballo pura sangre, y a lo largo de sus vidas se convertirían en criadores de fama mundial. Sin embargo, tampoco ninguno de ellos podría ganar un Kentucky Derby.

Barbara Phipps Janney fue, junto con su marido Stuart S. Janney Jr., la propietaria del Locust Hill Farm, una pequeña propiedad ubicada en Glyndon, Maryland. Y a pesar de que desde 1950 hasta fines de los '80 ambos criaron incontables ganadores, corriéndolos bajo sus famosas sedas blancas con raya horizontal roja, sería la mítica y trágica Ruffian la que dejaría sus nombres grabados por siempre en los libros de historia, no un ganador del Kentucky Derby.

Y si Barbara había sido una notable criadora, qué decir de Ogden, su hermano mayor, que por más de  50 años sería el propietario de uno de los establos más famosos del mundo, y que siempre buscó llenar el vacío que el Derby había dejado en su madre. Había sido por influencia de ella que, en 1936, con apenas 18 años, Ogden registró sus hoy clásicos colores -chaquetilla negra, gorra roja- en el registro del Jockey Club Norteamearticano. Y cuando en 1946 decidió incursionar definitivamente en la cría y propiedad de caballos pura sangre, adquiriendo lo que sería la base de su escuadra en la liquidación del Coronel Edward R. Bradley, siempre tuvo como principal objetivo ganar la carrera de las rosas.
Ruffian

Su primer gran oportunidad llegó en 1956, cuando su potrillo Dapper Dan arremetió como una bala en la recta de Churchill Downs, solo para quedarse a un pescuezo de la victoria; y en 1966, el que probablemente fuera el mejor caballo que crió en su vida, Buckpasser, se lesionó un vaso cuando era considerado una fija para la carrera.
Pero no fue sino en el otoño de 1969, el día en que ganó una tirada de moneda ante una joven oriunda de Virginia llamada Penny Chenery, que Phipps tuvo su mejor chance para ganar la carrera de las rosas. Porque de haber elegido al potrillo indicado una vez ganado el sorteo, el millonario neoyorquino no sólo habría ganado el Kentucky Derby y la Triple Corona de 1973, sino que por el resto de los tiempos se lo hubiese recordado como el propietario de un alazán musculoso y de talento sobrenatural, hoy conocido como Secretariat. Quienes más lo trataron, dicen que eso fue lo que terminó de convertir al Derby en su mayor obsesión.

Y si bien por más de veinte años Phipps no tuvo ni siquiera un participante en la carrera, cuando en 1985 el veterano criador decidió contratar los servicios de un joven y casi desconocido entrenador, las cosas empezarían a cambiar.

Claude R. McGaughey III, o sencillamente "Shug", contaba con apenas 34 años cuando fue contratado para entrenar la escuadra de pura sangres más renombrada de los Estados Unidos, pero ya por aquel entonces  era considerado uno de los cuidadores más prometedores del país. Un oriundo de Kentucky -y más específicamente de la ciudad de Lexington, considerada la capital hípica del planeta-, el sereno entrenador había soñado con ganar el Kentucky Derby durante toda su vida, y de hecho ya había participado en la carrera con dos competidores, en la edición de 1984. Sin embargo, de no haber sido por Phipps, probablemente nunca hubiera tenido una oportunidad tan certera como la que pronto iba a llegarle.

En mayo de 1989, un año después de que un buen potrillo llamado Seeking The Gold se convirtiera en el primer aspirante al Derby de Phipps en 23 años (llegaría séptimo de la potranca Winning Colors), un confiado McGaughey llegó a Churchill Downs con la certeza de que, finalmente, tenía al caballo indicado para ganar el Kentucky Derby, y tal vez incluso la Triple Corona.
Y es que Easy Goer era tan bueno, tan increíblemente perfecto, que no ilusionarse con él hubiese sido inhumano, incluso para un hombre cauto como él.
Easy Goer
Nacido del gran Alydar por Relaxing, una de las mejores yeguas que había tenido Phipps en su vida, el potrillo era un alazán tan perfecto físicamente, que ya desde su primer año de vida se habían empezado a tener grandes ilusiones en torno a él. A los dos, cuando hubo ganado dos clásicos de grupo 1 por destrozo en Nueva York, ya se lo catalogaba como el mejor potrillo desde Spectacular Bid; y cuando en el invierno de su tercer año de vida ganó el Gotham por 13 cuerpos en 1:32 2/5 para la milla -apenas a 1/5 de segundo del récord mundial de Dr. Fager-, todos creyeron que era la reencarnación de Secretariat. Llegó al Derby de 1989 como uno de los mayores favoritos en la historia de la competencia, y todo parecía suponer que por fin Phipps obtendría su tan ansiada victoria en la carrera.

Sin embargo, la lluvia lo cambiaría todo. Pues corriendo sobre la única superficie sobre la que no se sentía a gusto -el fango de Churchill Downs-, Easy Goer sería derrotado en forma contundente por Sunday Silence, en una de las mayores sorpresas de la historia del Derby, para la enorme devastación de tres hombres: el ya veterano Ogden Phipps,  que veía como nuevamente se le escapaba el Derby de las manos; de su hijo Dinny, cuyo potrillo Awe Inspiring también había corrido en la carrera, llegando tercero; y de un joven Shug McGaughey, que veía esfumarse la mayor posibilidad de ganar el Derby que probablemente fuera a tener en toda su vida.

Phipps dejaría el mundo trece años después de aquella derrota, considerado uno de los mayores criadores en la historia hípica norteamericana, pero sin nunca más haber competido en el Derby.
Y aunque su hijo Dinny tampoco volvería a Churchill Downs con un caballo propio por mucho tiempo, a él la carrera todavía le tenía preparados algunos nuevos momentos de derrota. Porque en 2010, en un hecho que guardaba una leve semejanza con el de su padre y Secretariat, el último de los Phipps tendría que ver como Super Saver, un potrillo que había decidido vender en 2006 cuando aún se encontraba en el seno de su madre, se convertía en el más reciente ganador del Kentucky Derby para sus nuevos dueños, el WinStar Farm.

***

Finalmente, cuando parecía que ya su tiempo había pasado, y que tanto Dinny Phipps como su primo Stuart Janney III -hijo de Barbara Phipps- iban a convertirse en la tercera generación de la familia en no poder ganar la carrera de las rosas, llegaría la primavera del 2013. Y con ella un oscuro grandote y no muy apuesto, de nombre Orb, que por medio de una brillante arremetida en la recta final, se convertiría en el ganador de una de las ediciones más memorables en la historia del Kentucky Derby.

Orb
Nadie sabe qué destino le aguardará en el correr de las próximas cinco semanas, cuando, primero en el Preakness y luego en el Belmont, Orb intente convertirse en el primer triple coronado de los últimos 35 años. Quizás, solo quizás, los dioses del turf se han cansado de hacernos esperar, y finalmente este sea el año; quizás él sea el que estuvimos esperando tanto tiempo.
Eso no lo sabremos con certeza hasta el 9 de junio.

Por ahora, lo único que podemos dar por seguro, es que para tres veteranos turfmans que desde pequeños han dedicado su vida al caballo de carreras, este oscuro grandote y desgarbado ha sido mucho más que un simple animal. Y que cuando, pasados los años, tanto Dinny Phipps, como Stuart Janney, o Shug McGaughey busquen en sus recuerdos, siempre podrán volver el tiempo atrás, a la mágica victoria del hijo de Malibu Moon bajo la lluvia de Churchill Downs el sábado pasado, y decir con orgullo las cinco palabras que todas sus vidas soñaron con decir: "Yo gané un Kentucky Derby".

jueves, 2 de mayo de 2013

Los doce de Cinzano: Carreras más emocionantes del siglo XXI

Como imaginarán, la elección no fue nada sencilla, y tuve que dejar muchas grandes carreras afuera. En fin, después de muchas horas de pensarlo, estas son mis selecciones:

12- 2004 Woodward Stakes (GI): 
Ghostzapper iba a terminar ese 2004 ganando la Breeders' Cup Classic y consagrándose Caballo del Año, y Saint Liam haría exactamente lo mismo un año después. Pero mucho antes de todo eso, los dos cracks se enfrentarían en uno de los duelos más emocionantes de la década. Ghostzapper venía de ganar tres clásicos en forma consecutiva, todos ellos por márgenes colosales, y en su última actuación había obtenido uno de los Beyer Speed Figures más altos de la historia; Saint Liam, por su lado, había demostrado poseer talento a lo largo de su carrera, pero no sería hasta ese día en que se daría a conocer al mundo entero. Juntos, esa tarde ambos nos brindarían un espectáculo para el recuerdo.


11- 2006 Whitney Handicap (GI):
El argentino Invasor (nº 2, chaquetilla azul) ya había ganado dos clásicos de Grupo 1 desde su llegada a los Estados Unidos, y se perfilaba como uno de los mejores caballos adultos del país. Pero en su primera actuación en Saratoga, considerado el cementerio de los elefantes, se vería las caras con un caballo llamado Sun King (9, negro), que ese día correría la carrera de su vida.


10- 2007 Hollywood Gold Cup (GI):
El ex- caballo de reclamos Lava Man (nº 8, casaca negra) había ganado las 2 últimas ediciones de la Gold Cup, y buscaba convertirse en apenas el segundo caballo en la historia en lograr 3 victorias en dicho clásico. Pero la leyenda californiana, que había cumplido 6 años de vida, distaba mucho de ser un caballo joven, y sus dos últimas derrotas así parecían confirmarlo. Sin embargo, aquel día, con todo el hipódromo alentándolo a viva voz, el corajudo castrado sacaría a relucir toda su guapeza.


9- 2000 Breeders' Cup Classic (GI):
Era el primer Classic del milenio, y todo el público esperaba ver al talentoso Fusaichi Pegasus (nº 9, sedas rojas y amarillas, gorra amarilla) retirarse como una leyenda ante uno de los lotes más renombrados de la historia de la carrera. La mayor amenaza parecía llegar desde el otro lado del océano, en la forma del irlandés Giant's Causeway (14, azul oscuro), que venía de ganar cinco carreras de Grupo 1 y era considerado el mejor caballo europeo del momento. Sin embargo, para cuando cayera el sol, la estrella no sería otro más que un tresañero californiano con el corazón más grande que el sol. Su nombre: Tiznow.


8- 2009 Preakness Stakes (GI):
Rachel Alexandra venía de ganar el Kentucky Oaks por más de 20 cuerpos, y ya por ese entonces era considerada una de las mejores potrancas en la historia del deporte. Pero ese día tendría que verse con Mine That Bird (nº 2, chaquetilla negra), el sorprendente y holgado ganador del Kentucky Derby, que estaba por demostrar que su victoria en la carrera más famosa del mundo no había sido casualidad.


7- 2007 Belmont Stakes (GI):
Por ese entonces, el gran Curlin solo había perdido una carrera en su vida, y ya había demostrado su enorme talento y guapeza al ganar el Preakness. Pero aún no había obtenido ninguno de sus 2 títulos de Caballo del Año, y en ese Belmont, intentaría consagrarse como la futura gran estrella del turf. Para eso, debía vencer a la talentosa potranca Rags To Riches, que llegaba de ganar 5 grupos 1 en forma consecutiva, y que trataría de romper un maleficio de 102 años al convertirse en la primera hembra en ganar la carrera desde que Tanya lo hiciera en 1905.


6- 2005 Preakness Stakes (GI):
Antes del Kentucky Derby de 2005, Afleet Alex (nº 12, casaca verde, gorra roja) era considerado un probable favorito para obtener la Triple Corona de ese año. Sin embargo, una sorprendente derrota en Churchill Downs lo iba a dejar fuera de carrera para este cetro. Sería apenas dos semanas después, el día del Preakness, en donde el bravo potrillo demostraría, mediante una de las muestras más grandes de atletismo y guapeza jamás vistas en una pista de carreras, todo lo que era capaz de hacer.


5- 2004 Belmont Stakes (GI):
Las fantásticas victorias del invicto Smarty Jones en el Derby y el Preakness de 2004 lo habían convertido en una auténtica celebridad nacional, y para muchos expertos el pequeño potrillo de Pennsylvania era la reencarnación de Secretariat. De hecho, cuando llegó a Belmont Park para competir en el Belmont, escoltado por la policía y seguido por helicópteros de la prensa, todos pensaban que la hípica tendría su primer triple-coronado en 26 años. Más de 120.000 personas -récord de asistencia para cualquier evento deportivo en la historia de Nueva York- se congregaron en el hipódromo esa tarde de junio para verlo entrar en la historia, y cuando el alazán entró en la recta final con una ventaja de más de 3 cuerpos, muchos pensaron que iba a lograrlo. Sin embargo, el destino tenía otros planes.


4- 2010 Breeders' Cup Classic (GI):
De haber sido retirada después de su victoria en el Classic de 2009, Zenyatta ya hubiera tenido asegurado un lugar entre las mejores de la historia. Pero, en cambio, los dueños de la gran yegua negra decidieron retractarse de su decisión, y se decidieron a arriesgar su récord intacto al correrla un año más. El resultado: Zenyatta ganó 5 grupos 1 más ante hembras en 2010, y llegó al Classic de Churchill Downs invicta en 19 presentaciones. Ahora, no sólo intentaba convertirse en el segundo caballo -macho o hembra- en ganar dicha carrera dos veces, sino que también iba por acallar las críticas acerca de que no podía correr sobre arena natural. Y aquella noche, bajo las luces de un colmado Churchill Downs, "La Reina" del turf estaba por demostrarle al mundo por qué era la mejor yegua de la historia.



3- 2009 Woodward Stakes (GI):
Luego de un año en el que había ganado las 7 carreras en que había corrido, 4 de ellas de grupo 1 y dos ante los machos, casi todas por margenes desorbitantes, la fantástica Rachel Alexandra iba por ponerle el broche a la campaña más espectacular para una potranca de 3 años en la historia. La carrera: el Woodward Stakes de Saratoga, en donde enfrentaría a los machos adultos por primera vez en su carrera. Quienes estuvieron allí, concuerdan en que nunca las tribunas del hipódromo más legendario de Norteamérica vibraron tanto como aquella tarde.


2- 2001 Breeders' Cup Classic (GI):
Tiznow volvía por el doblete luego de su recordada victoria el año anterior. Pero eso era lo de menos. Porque una vez que el potrillo californiano y el irlandés Sakhee, propiedad del jeque Al Maktoum, entraron en la recta de Belmont Park, aquello se volvió mucho más que una carrera. Apenas dos meses después del 11 de setiembre, en una pista de la ciudad de Nueva York, un caballo estadounidense y otro propiedad de un  jeque árabe entraron cabeza a cabeza en la recta. Sobran las palabras.



1- 2009 Breeders' Cup Classic (GI):
La fecha era 7 de noviembre de 2009, y la mítica Zenyatta intentaba retirarse esa tarde invicta en 14 presentaciones y como la primer hembra en la historia en ganar la Breeders' Cup Classic. Ante ella: un lote de once machos que intentarían arruinarle el día, entre ellos el ganador del Kentucky Derby -Mine That Bird-, el del Belmont -Summer Bird-, y dos fantásticos europeos como Twice Over y Rip Van Winkle, más el múltiple ganador de grupo 1 Gio Ponti. La escena no podía ser más atractiva; y cuando se abrieron las gateras, una de las carreras más emocionantes de la historia tuvo lugar.



miércoles, 1 de mayo de 2013

Recordando... Big Brown

Corría el año 2008, y para principios de junio iban hacer treinta años desde que la hípica norteamericana no veía a un potrillo consagrarse triple-coronado. Cuando en marzo volví de unas largas vacaciones -sin Internet ni computadora-, me encontré con que el mundo hípico empezaba a encandilarse por el brillo de una nueva estrella: un potrillo con solamente dos carreras en su haber, que todavía no había competido en el ámbito jerárquico, y del que no se sabía siquiera si llegaría a integrar la gatera del Kentucky Derby. Un potrillo en el que, sin embargo, empezaban a vislumbrarse las destrezas de un verdadero campeón, y, por qué no, las de una posible leyenda. Un potrillo que, muchos decían, tal vez fuera digno de la legendaria Triple Corona.

Cuatro años han pasado desde su inesperado retiro, y, aún hoy, a pesar de su trágico y recordado Belmont Stakes, la estrella del fantástico Big Brown continúa irradiándonos con su brillo.


***


Un zaino colorado con una pequeña mancha circular blanca bajo la paleta izquierda, Big Brown (Boundary y Mien, por Nureyev) nació a principios de 2005, y se crió en el Monticule Farm de Lexington, Kentucky. 

Adquirido en abril de 2007 por U$S 190.000 por el empresario Paul Pompa, Jr. en las ventas de Keeneland para potrillos de 2 años en entrenamiento, el hijo de Boundary fue puesto bajo la tutela del cuidador Patrick Reynolds, con las esperanzas de que algún día pudiera convertirse en una aspirante al Kentucky Derby. Como pronto se vio, talento no le faltaba. 

En setiembre de ese 2007 debutó en la pista de césped de Saratoga, ganando por increíbles 11 ¼ cuerpos sin derramar una gota de sudor bajo la monta de Jeremy Rose, y ya desde ese momento las ofertas no tardaron en llegar. De hecho, no fue mucho después que el ambiente se sacudió, cuando se supo que Pompa había aceptado vender el 75% de un potrillo que apenas había competido una vez al IEAH Stables por la suma de U$S 3 millones. Los nuevos dueños mayoritarios no tardaron en quitar al hijo de Boundary del establo de Reynolds, y pronto lo pusieron bajo el cuidado del polémico Rick Dutrow Jr., con el objetivo de que el potrillo pudiera llegar a competir al año siguiente en el histórico Kentucky Derby (Gr, 1).

Sin embargo, numerosos contratiempos, sobre todo lesiones en sus cascos delanteros, evitarían que Big Brown volviera a correr por el resto del 2007, y el potrillo de los 3 millones de dólares no tardó en caer en el olvido, muy por debajo en la lista de probables favoritos para la "carrera de las rosas". Pero eso no iba a ser por mucho tiempo.

Para la primera semana de marzo de 2008, el zaino volvía a encontrarse en buen estado, y así lo demostraban sus trabajos matutinos en el sur de Florida. Dutrow, convencido de que tenía bajo su cuidado un serio aspirante para el Derby, pero consciente a su vez de que empezaba a quedarse sin tiempo para obtener las ganancias suficientes para “clasificar” a la histórica carrera, decidió anotarlo en una condicional sobre 1600 metros en la arena de Gulfstream Park. Era un movimiento audaz, dado que el hijo de Boundary no competía en mucho tiempo, y que su única carrera hasta la fecha había sido en la grama; pero Big Brown no decepcionó, y montado por el experimentado Kent Desormeaux, se alejó con gran facilidad de sus rivales en la recta, para ganar por 12 cuerpos y obtener un muy buen Beyer Speed Figure de 104.

Pronto, no había una persona en el mundo hípico que no estuviera hablando sobre él.

En una generación sin grandes figuras, el colorado del "botón" blanco en la paleta, que aún no había competido en el ámbito jerárquico y que necesitaba sí o sí de una victoria en el Florida Derby (Gr. 1) para poder ser uno de los 20 participantes del Kentucky Derby (Gr. 1), no tardó en catapultarse a lo más alto de las listas de favoritos de la mayoría de los expertos para el primer sábado de mayo. Y cuando, solamente 25 días después de aquella victoria en Gulfstream, Big Brown cruzó el disco del Florida Derby (GI) 5 cuerpos por delante de Smooth Air y de orejitas paradas, obteniendo un Beyer Speed Figure de 106, el favoritismo se tornó en algo casi prohibitivo. 

Pocos eran los expertos que se animaban a buscarle "contras", porque resultaba obvio que no había potrillo en toda la generación con un talento similar al suyo. Sin embargo, los pocos que sí lo hacían, mencionaban que no sería otro caballo el que lo derrotaría a Big Brown, sino la propia falta de experiencia del pupilo de Dutrow. Ningún potrillo con tres o menos carreras previas al Derby había ganado la carrera desde 1915, y hasta la fecha solo habían sido cuatro los invictos en ganar la carrera. Por si esto fuera poco, el sorteo de partidores le deparó al hijo de Boundary el número 20, el más alejado de la baranda anterior y considerado como la peor posición de largada en la carrera; de hecho, solo un caballo en la historia de la carrera había vencido luego de largar en esa posición, y esto en la edición de 1929.

Sin embargo, no había nada que hiciera mermar la confianza de Dutrow, que por momentos era casi despreciativo para con los otros 19 potrillos. Y es que además de que las tabuladas y los números del nieto materno de Nureyev eran muy superiores a los del resto, los expertos pudieron constatar que tampoco parecía haber otro potrillo que se moviera mejor que el en las mañanas. Big Brown parecía flotar por sobre la arena de Churchill Downs en esos días previos al Derby, y cuando a falta de pocas horas para la carrera Dutrow expresó que "aún no he visto un caballo capaz de vencerlo", pocos se animaron a llevarle la contra.


Big Brown salió aquella soleada tarde de principios de mayo a la pista de Churchill Downs como uno de los mayores favoritos en la historia de la carrera. Y para cuando los "dos minutos más emocionantes en el deporte" hubieron terminado, su estatus de campeón no parecía haberse más que agrandado. Conducido excelentemente por Kent Desormeaux, el hijo de Boundary tuvo el trayecto soñado, y a poco de entrar en la recta final se alejó de sus rivales con extrema facilidad, para cruzar el disco de la carrera más famosa del mundo 4 ¾ cuerpos por delante de la potranca Eight Belles y el resto de los 18 competidores. Su Beyer Speed Figure de 109 fue significativamente menor que el 116 obtenido por Monarchos en la edición del 2001, pero con una diferencia: Big Brown ni siquiera estaba resoplando al terminar la carrera.

Que todavía se podía ganar más fácilmente que eso, el hijo de Boundary lo iba a demostrar dos semanas después, el día del Preakness Stakes (Gr. 1), la segunda gema de la Triple Corona. Llegó a la carrera precedido de un aura de leyenda y con un favoritismo superior al que había sabido ostentar en el mismo clásico el mítico Secretariat en 1973; y, nuevamente, no decepcionó.

Corriendo cerca de los líderes durante todo el trayecto, Big Brown tomó la punta al ingresar en la recta de Pimlico ante un imperceptible movimiento de manos de Desormeaux. Cuatro segundos después, ya llevaba 5 cuerpos de ventaja sobre su más cercano escolta, el bueno de Macho Again, que dejaba el alma para mantener el ritmo de un potrillo que parecía llegado de otra galaxia. Primero una, y luego otra vez Desormeaux miró por debajo de su brazo para asegurarse de que la carrera estaba liquidada, y a falta de 100 metros para el disco ya estaba frenando a su conducido, que recorría los últimos tramos de la carrera de orejas paradas, al tiempo que el relator Tom Durkin exclamaba shockeado "¡Nadie nunca ha llegado siquiera cerca de Big Brown!". 

El segundo escalón estaba superado, y solo quedaba un paso para la gloria eterna. Pero, ¿se podía ganar la Triple Corona tan fácilmente?

Esa era la pregunta que nos hacíamos todos los aficionados durante las semanas previas a aquel recordado Belmont Stakes (Gr. 1) de 2008. Caballos fantásticos como Smarty Jones, Point Given, Barbaro o Afleet Alex habían arañado la gloria y dejado el corazón en la pista, solo para quedarse a un par de escalones de la cima del Olimpo. Ahora parecía que Big Brown, casi sin esfuerzo alguno, lograría obtener una corona que apenas meses atrás muchos expertos habían llegado a catalogar de imposible de ganar. "Este potrillo es realmente algo especial" dijo después de terminado el Preakness el ex-jinete Steve Cauthen, el último en ganar la Triple Corona a bordo de Affirmed en 1978. Y Paddy Gallagher, cuyo pupilo Yankee Bravo había llegado décimo del hijo de Boundary en dicha carrera, llegó incluso a expresar que "probablemente va a ganar el Belmont por más cuerpos que Secretariat". Tal era la confianza que se le tenía al nieto de Nureyev para obtener un cetro al que muchos llaman "el trofeo más esquivo de todos los deportes". Hoy, pasados los años, no me caben dudas de que, si todo hubiese con normalidad en esas tres semanas entre el Preakness y el Belmont, Big Brown lo hubiese logrado.

Sin embargo, el destino tenía otros planes.

Seis días después del Preakness, Dutrow detectó una pequeña rajadura en el vaso de la mano izquierda de Big Brown. Ian McKinlay, especialista en vasos, no tardó en reparar el problema, y a pesar de que Big Brown había estado tres días sin entrenar, Dutrow y los allegados del potrillo pronto negaron que la pequeña rajadura fuera a tener alguna influencia en la carrera. Por varios días, sin embargo, las dudas inundaron al mundo hípico.

Pero a medida que el Belmont se fue acercando las noticias sobre el estado de Big Brown empezaron a ser cada vez más alentadoras, y pronto todo volvió a la normalidad. Cuando llegó el día, todo parecía indicar que, finalmente, y exactamente 30 años después, el mundo volvería a ver a un potrillo obtener la Triple Corona.

Sin embargo, desde que se abrieron las gateras aquel recordado 13 de junio de 2008, todo lo que podía salir mal salió mal.


Ya desde la largada se podía ver que Big Brown, que había partido desde la baranda interior, no corría tan tranquilamente como de costumbre. Desormeaux intentaba visiblemente apaciguar al potrillo, que a los pocos metros de largar tuvo un pequeño tropiezo con las patas traseras del puntero Da'Tara. Luego intentó separarlo de la baranda, y cuando trataba de guiarlo por afuera, el caballo, perceptiblemente tenso, volvió a tocar sus cascos delanteros, esta vez contra las patas traseras de Tale Of Ekati. Después, por un breve período de tiempo, todo transcurrió con cierta tranquilidad.

Pero ya en el último codo, faltando 600 metros para el disco, cuando ya se veía claramente que Big Brown no respondía a los estímulos de su jinete, todos supimos que algo andaba horriblemente mal. El supuesto caballo perfecto no encontraba los suficientes restos para mantener el ritmo del desconocido Da'Tara, y mucho menos para acercársele. Desormeaux se movía desesperado arriba del potrillo, pero Big Brown estaba tercero, a 4 cuerpos del puntero, y parecía exhausto. Pronto se vio que los que venían desde el fondo lo empezaban a sobrepasar, y fue entonces cuando sucedió lo impensado: Desormeaux, a pocos metros de entrar en la recta final de la carrera más importante de su vida, frenó a Big Brown. Y mientras Da'Tara cruzaba el disco del Belmont Stakes (GI) más de 5 cuerpos por delante de Denis Of Cork y seis otros potrillos de 3 años, el hijo de Boundary recorría la recta a paso cansino, más de trescientos metros por detrás. Nuevamente, los sueños de Triple Corona habían llegado a su final menos esperado.


Muchas son las cosas que se dijeron de ese día, pero poco se supo. Desormeaux nunca dejó de expresar que sintió que "no tenía caballo", y que por lo tanto decidió no arriesgarlo a lesionarse. Él, más Dutrow, que durante toda la Triple Corona se había ido convirtiendo en una especie de boxeador bravucón, y que había llegado incluso a admitir haber usado esteroides en Big Brown, fueron masacrados por la prensa y el público, y acusados de la derrota del potrillo.



Big Brown corrió sólo dos veces más luego del Belmont, pero nunca volvió a exhibir el brillo de sus tardes más gloriosas. Dos meses después de la primera derrota de su carrera, ganó el prestigioso Haskell Invitational (Gr. 1) en Monmouth Park, pero tuvo que esforzarse al máximo para doblegar al modesto Coal Play en los últimos metros. Y un mes después, en la que sería la última actuación de su campaña, venció por apenas un pescuezo a Proudinsky en el Monmouth Stakes, corrido sobre 1800 metros en el césped. Al poco tiempo de esa victoria, cuando ya se especulaba de una épica carrera contra el "Caballo del Año" Curlin en la Breeders' Cup Classic (Gr. 1) de Santa Anita Park, Big Brown se lesionó uno de sus vasos traseros durante un entrenamiento, y se anunció su retiro permanente de las pistas. Hoy en día, se encuentra prestando servicios en el prestigioso Three Chimneys Farm de Lexington, Kentucky.



Se retiró con 7 victorias en 8 presentaciones, 4 de ellas de Grupo 1, y como uno de apenas cuatro potrillos en ganar el Kentucky Derby (GI) y el Preakness Stakes (GI) en forma invicta. Y a principios de 2009 se le entregó el premio de "Mejor Potrillo de 3 Años" de la temporada 2008 casi en forma unánime.


Pero más allá de los números y los trofeos, lo que Big Brown dejó atrás en aquella inolvidable Triple Corona fue una demostración de talento pocas veces visto en una pista de carreras, y la certeza de que, de haber corrido más, nada lo hubiera alejado de la gloria eterna. 

Yo te recuerdo, Big Brown.