lunes, 29 de abril de 2013

Recordando... Winter Memories

Una reciente publicación de la fotógrafa Barbara Livingston en su blog del Daily Racing Form ha hecho revivir en mi memoria a una de las yeguas más fantásticas que he tenido la dicha de ver correr. Su nombre, Winter Memories.


Parece mentira pensar que nunca más veré su grácil y hermosa silueta blanca volar por la recta de un hipódromo, varios cuerpos por delante de sus rivales y alejándose a voluntad con cada brazada, como si fuera un fantasma burlándose de un lote de meros purasangres. Más de nueve meses han pasado desde su última presentación en el Diana Stakes (GI) de Saratoga, y cada vez me convenzo más de que será imposible presenciar un caballo tan especial como lo fue en sus días de corredora aquella potranca de pelajo ruano, cabeza alargada y talento sobrenatural. Y aunque ahora su "trabajo" sea otro, y a pesar de que es muy improbable de que alguno de sus hijos sea la mitad de lo que ella fue, esas "memorias del invierno" serán difíciles de olvidar.

La primera vez que la vi correr fue un 3 de octubre de 2010, el día de su segunda carrera y debut clásico, en  los 1700 metros del Miss Grillo Stakes (GIII), clásico reservado para potrancas de 2 años sobre  el césped de Belmont Park. Era la gran favorita de la carrera, no sólo por su pedigree (era una hija del versátil El Prado por la múltiple ganadora de Grupo 1 en el pasto Memories Of Silver), sino porque también venía de debutar ganando en forma espectacular sobre la grama de Saratoga apenas un mes antes. Y a pesar de que largó penúltima a varios de la puntera, y de que tuvo que doblar el codo a seis cuerpos de la banda interior, unos pocos metros le iban a bastar para demostrar que, al igual que sus padres, ella también podía correr.
Entrando en la recta final José Lezcano la urgió apenas un poquito con los brazos, y antes de que el relator Tom Durkin pudiera siquiera darse cuenta, ya le había sacado 4 cuerpos de ventaja a su más cercana escolta; así, en dos o tres segundos y como quien no quiere la cosa. A partir de allí, galopó los últimos metros a voluntad, pero igualmente alejándose cada vez más de sus rivales, para llegar al disco 5 1/4 cuerpos al frente y dejarme con la mandíbula colgando: no recordaba haber visto una aceleración similar desde los tiempos de Rock Of Gibraltar.

Obviamente, no fui el único que consideró que aquella potranca era algo especial. Porque el día de su siguiente carrera, la Breeders' Cup Juvenile Fillies Turf (GII) sobre 1700 metros en Churchill Downs, Winter Memories partió como la enorme favorita del público apostador. Sin embargo, la decepción sería mayúscula, pues una gran conducción de Garrett Gómez a bordo de la potranca More Than Real determinaría que la hija de Memories Of Silver -que, hay que decirlo, tampoco tuvo su mejor tarde- tuviera que contentarse con el segundo lugar, derrotada sin excusas.

Volvió en 2011 para ganar el Appalachian Stakes (GIII) por apenas un pescuezo ante la desconocida Dos Lunas, en una actuación que hizo que muchos dudaran de que realmente fuera una yegua de primer nivel. Sin embargo, una fácil victoria en el Sands Point Stakes (GII) en Saratoga calmaría los ánimos, y prepararía al público para su siguiente performance. Porque el Lake George Stakes (GII), corrido sobre 1700 metros en el pasto de Saratoga, sería la actuación que posicionaría a la hija de El Prado como una yegua de cualidades excepcionales. Última de seis durante todo el trayecto y luego de tropezar poco antes de entrar en la recta, faltando 300 metros parecía que sería un milagro si Winter Memories siquiera llegaba entre las tres primeras. Pues bien, 100 metros antes del disco, la carrera ya estaba liquidada.
Una vez que José Lezcano la abrió al entrar en la recta, y sin recibir un solo fustazo, la nieta materna de Silver Hawk se propulsó hacia la delantera como impulsada por un cohete, pasando a sus cinco rivales (entre ellas More Than Real) en apenas 200 metros, y recorriendo los últimos 100 de orejas paradas y frenada por su jinete, mientras se iba alejando lo suficiente como para llegar al disco con 4 1/2 cuerpos de ventaja. Si no fue una la actuación más espectacular de todo aquel año en Saratoga, pegó en el palo.

Tal vez por lo impresionante de aquella  victoria, fue que la contundente derrota de la ruana en su siguiente carrera, el Lake Placid Stakes (GII), resultó tan sorprendente. José Lezcano nunca la tuvo bien posicionada, y al entrar en la recta la llevó hacia la baranda interior, la peor parte de la pista ese día lluvioso. El resultado: la hija de Memories Of Silver llegó al disco cuarta, a más de 3 cuerpos de la ganadora Hungry Island. Sería una actuación que le costaría muy cara a Lezcano, que no volvería a montar a la potranca.

Javier Castellano tomaría la monta de la potranca para su siguiente carrera, el Garden City Stakes (GI) sobre 1800 metros en Belmont Park. Y faltando poco más de cien metros metros para el disco de aquella competencia, las cosas no parecían ir muy bien para el látigo venezolano tampoco. Winter Memories, que había tenido incontables tropiezos a lo largo de la recta opuesta, se encontraba última de ocho y detrás de un muro de potrancas en media recta, en una situación que era incluso peor que la del Lake George. 150 metros faltaban para el final, cuando por fin Castellano logró abrirla y dejarle espacio para correr. Lo que vendría a continuación, sería una de las mejores arremetidas que he visto en mi vida.
Winter Memories no tuvo ni siquiera que ser impulsada por los brazos del jinete venezolano; apenas tuvo lugar, cambió de mano, y despegó como si recién hubiesen largado. Cada una de sus brazadas contaba por dos o tres de las de sus rivales, y mientras el relator Durkin exclamaba: "¡Es como una bala gris!", la hija de El Prado iba dejando a sus rivales atrás una por una. Antes de que siquiera tomara la punta, cuando le quedaba aún por pasar a la puntera Theyskens' Theory, Castellano ya la estaba frenando. Llegó al disco con un pescuezo de ventaja, cuando apenas 10 segundos antes parecía que iba a recibir la derrota más contundente de su campaña. Aún hoy, pasados ya dos años, el simple hecho de ver la repetición de la carrera me pone la piel de gallina.

Winter Memories terminaría ese 2011 con un decepcionante cuarto puesto en el Queen Elizabeth II (GI) de Keeneland, y pasarían casi siete meses hasta su siguiente actuación, una fácil victoria en el Beaugay Stakes (GIII) de 2012 en Belmont Park. Luego, tendría que contentarse con un segundo puesto ante la puntera Tapitsfly en el Just A Game Stakes (GI), sobre un césped de Belmont Park que esa tarde claramente favorecía la velocidad.
Finalmente, en la que sería úlitima carrera, el Diana Stakes (GI) de Saratoga, Winter Memories, aunque ya sin el mismo brillo de otras tardes, se las ingeniaría para pasar a Tapitsfly en la recta y aguantar el embate de la irlandesa Dream Peace para ganar por 1 1/2 cuerpos. 
Al poco tiempo se anunciaría su retiro de las pistas por una enfermedad crónica en sus huesos.

Ganó 8 de 12 carreras, 2 de Grupo 1 y 5 más de plano jerárquico, y se retiro con U$S 1.268.100 en premios. Y aunque no fue campeona en ninguna de sus tres temporadas, de que solo compitió en el césped y nunca sobre una distancia que no estuviera entre los 1600 y 1800 metros, siempre se la recordará como una de las pasteras más excepcionales del turf norteamericano. No habrá películas ni libros en su nombre, y es poco probable que quienes no la vieron correr jamás escuchen su nombre. Sin embargo, esa pequeña yegua ruana de increíble aceleración y enorme guapeza vivirá por siempre en la memoria de quienes la vimos correr. Yo te recuerdo, Winter Memories..