martes, 5 de noviembre de 2013

La "breeding trend" y el inexorable declive de la hípica norteamericana

La decisión se hizo publica esta mañana, y los furiosos comentarios de los burreros estadounidenses a través de las redes sociales no se hicieron esperar. Ogden Mills Phipps y Stuart Janney III, propietarios del popular Orb (el potrillo de 3 años que hacía apenas 6 meses había entrado en la historia al hacerse con la edición número 139 del Kentucky Derby), acababan de anunciar que su joven pura sangre acababa de ser retirado para siempre de las pistas, y que comenzaría a brindar servicios de reproductor en Claiborne Farm a partir de 2014. 
Ya no habrá más furiosas arremetidas desde el fondo del lote para el desgarbado hijo de Malibu Moon, ni fotografías de su brillante pelaje zaino totalmente cubierto de arena en el circulo de los ganadores. Apenas una semana después del anuncio del retiro del brillante Verrazano por parte de los dueños del Coolmore Stud, y un mes del de Oxbow, la hípica norteamericana se ha quedado sin otro de sus mejores potrillos de 3 años. Y aunque siga doliendo como si fuera la primera vez, hay que admitir que lamentablemente esta tendencia de los propietarios de retirar a sus potrillos prematuramente se ha convertido en una costumbre. Al parecer, salvo raras excepciones (que las hay), por esta región el turf se ha convertido más en un negocio que en un simple hobby. Las razones están a la vista de todos.

Orb, el día de su victoria en el Derby. 
Hoy en día, el propietario de un potrillo de relativa buena campaña a los 3 años y pedigree auspicioso se encuentra con que es mucho más rentable retirar a sus caballo antes de que cumpla los 4 años que "arriesgarse" a correrlo un año más. Y no solo porque los beneficios económicos de un año de servicios como reproductor super
an ampliamente a los de una hipotéticamente "buena" campaña de 4 años, sino también porque los riesgos de retirar son notablemente menores (no solo por un tema de lesiones, sino también por la latente posibilidad de que un fracaso en las pistas que repercuta en el futuro valor de un potrillo como semental). 

Por poner un ejemplo reciente, está el del brillante Bodemeister, que fue uno de los mejores exponentes de su generación a los 3 años en 2012, pero que ni siquiera fue el líder de dicha generación (de hecho, apenas ganó 2 de 6 carreras en toda su campaña de pistas, que duró solo 4 meses). De haber seguido en entrenamiento, hay pocas dudas de que el veloz hijo de Empire Maker hubiese triunfado a los 4 años; pero de ahí a que hubiese ganado en premios los U$S 5.190.000 que generó esta temporada al servir 173 yeguas a un valor de U$S 30.000 el servicio, hay un larguísimo trecho. Para hacerse una idea, el pura sangre activo que más dinero ganó en premios este año en Norteamérica fue Mucho Macho Man, generando U$S 2.984.000.

Y todo esto, a pesar de que el "boom" de la cría se apaciguado considerablemente desde la crisis mundial del 2008. Porque si nos vamos más atrás en el tiempo, nos encontramos con que en 2005 el gran Smarty Jones empezó su campaña como reproductor cubriendo 111 yeguas a un precio por servicio de U$S 100.000, o que en 2007, también en su primer año como semental y también a U$S 100.000 el servicio, el brillante Bernardini cubrió 133 hembras. Tal vez ahora, algunos puedan mirar con otros ojos las decisiones de sus dueños, que nos privaron de ver a estos dos fantásticos animales en el pico de sus carreras.

Lo cierto es que, desde el año 1999 en adelante, 10 de los 14 potrillos en obtener el premio Eclipse al "Mejor Ejemplar de 3 Años" jamás llegaron a competir a la edad de 4 años. Y de los cuatro que sí lo hicieron, uno (Funny Cide) era un castrado. Si continuamos con el análisis, de los últimos 15 ganadores del Kentucky Derby (desde 1999 hasta este año), apenas 5 volvieron para correr a los 4 años; de esos cinco, dos eran castrados (Funny Cide y Mine That Bird), y uno apenas llegó a correr una vez (Monarchos, que llegó tercero en una condicional en su única carrera como caballo adulto).

Affirmed y Spectacular Bid: dos fantásticos potrillos que 
agrandaron su leyenda como caballos adultos
Lejos parecen haber quedado los tiempos en que un portillo usaba su campaña de 3 años como un mero trampolín a la fama, para luego obtener estatus de leyenda en sus posteriores carreras como caballo adulto. Así fue con Spectacular Bid, que podría haber sido retirado a los 3 años fines de 1979 con un impecable récord de 17 victorias en 21 presentaciones, pero que en cambio volvió a por más gloria a los 4 años, para completar probablemente la mejor campaña para un caballo adulto en la historia hípica, ganando las 9 carreras en las que compitió, todas por destrozo e incluso una (el Woodward) por walkover. Así fue también con Affirmed, que a pesar de haber ganado la Triple Corona en 1978, volvió al año siguiente para obtener 6 grupos 1 y cimentar su posición entre los grandes de todos los tiempos; y con Seattle Slew, que nunca habría obtenido el crédito que se merecía por haber obtenido la Triple Corona en forma invicta de no haber sido por su milagroso retorno a los 4 años, y aquel mítico Jockey Club Gold Cup que perdiera a manos del gran Exceller.

Los ejemplos no sólo se remiten a la gloriosa década de los '70, sino que también los hay más lejanos y más cercanos en el tiempo. Alysheba y Ferdinand en los '80, o Silver Charm y Skip Away en los '90 son los ejemplos más recientes de potrillos que obtuvieron su fama en las carreras de la Triple Corona, pero que se convirtieron en verdaderas leyendas más tarde en sus campañas. Y si nos vamos más atrás en el tiempo, los nombres abundan: War Admiral, Citation, Riva Ridge, Damascus, Swaps, Whirlaway y Native Dancer son los primeros que se me vienen a la cabeza.

El Breeders' Cup Classic de 1998 marco el fin de una era
En algún lugar escuche que la Breeders' Cup Classic de 1998 marcó el fin de una era en la hípica norteamericana. Y cuanto más lo analizo, más sentido tiene. Aquella tarde de noviembre, en la arena de Churchill Downs y ante una asistencia récord para el evento de 80.452 espectadores, se enfrentaron: el ganador del Derby y el Preakness de 1997 Silver Charm; los dos últimos ganadores del Belmont (Touch Gold y Victory Gallop); el escolta del Preakness y el Belmont de 1996 (y Caballo del Año en 1997) Skip Away; cinco otros notables ganadores de grupo 1 (Awesome Again, Swain, Coronado's Quest, Arch y Gentlemen); y apenas un ganador de grupo 2 (Running Stag). El resultado fue una de las mejores carreras de la era moderna, pero eso no viene al caso. El punto es que, desde aquel día, todo empezó a ir cuesta abajo. Nunca más se ha vuelto a ver un lote tan profundo en talento (y tan diverso) como aquel, en el que se enfrentaran caballos que hubieran animado carreras de la Triple Corona en años pasados y presentes, más otros ganadores de prestigiosos grupos 1 (algunos argumentan que la alineación del Classic de 2004 puede ser comparado con el del '98, pero yo discrepo: de aquel grupo, solo Funny Cide y Birdstone habían sido actores principales en carreras de la Triple Corona, y el primero de ellos, por más popular que fuera, nunca fue un caballo adulto de primer nivel).

El notable Smarty Jones cautivo al país en su odisea por la 
Triple Corona en 2004. Su prematuro retiro luego del Belmont 
de ese año dejo en la hípica un vacío imposible de llenar
La primera razón podría ser decir que a partir de 1999 en adelante, los precios de los servicios de los padrillos se han vuelto demasiado altos en comparación a los premios ofrecidos en la mayoría de los clásicos de primer nivel. Eso, sumado al hecho de que problemas en la cría y en los métodos de entrenamiento han llevado a que hoy en día los animales sean cada vez menos sanos (lo que aumenta el riesgo de lesiones y disminuye el número de veces que compiten por año), ha hecho que muchos propietarios decidan retirar a sus potrillos más temprano de lo normal. Abundan ejemplos de animales que fueron excelentes a los 3 años en la pasada década, pero que ni siquiera volvieron a pisar una pista a la edad de 4 años. Por nombrar a los más conocidos: Charismatic, Fusaichi Pegasus, Point Given, War Emblem, Empire Maker, Smarty Jones, Birdstone, Afleet Alex, Bellamy Road, Bernardini, Street Sense, Hard Spun, Any Given Saturday, Big Brown, Summer Bird, Super Saver, Pioneerof The Nile, Eskendereya, Uncle Mo, I'll Have Another, Bodemeister, Union Rags, Gemologist. Y ya este año: Oxbow, Orb y Verrazano.

Es cierto que algunos de estos animales fueron retirados debido a lesiones. Pero también es cierto que muchos de ellos podrían haber sido tratados y vueltos a poner en entrenamiento sin comprometer su salud ni sus capacidades locomotivas. Al fin y al cabo, los ejemplos de Paynter y Seattle Slew demuestran que muchos animales, si se les da la oportunidad, pueden volver a competir. Además, también es cierto que algunos otros potrillos de 3 años que fueron brillantes, volvieron a competir a los 4 años, a pesar de que podrían haber sido más rentables sirviendo yeguas (Curlin, Animal Kingdom, Shackleford y Drosselmeyer son claros ejemplos).

Entonces, ¿a qué conclusión llegamos? ¿Es un tema de que el dinero es simplemente demasiado, o es que los propietarios han perdido la pasión, que es lo que en realidad debe mover a un deporte como el turf? Me inclino por la segunda opción. Hace tiempo que vengo escuchando y leyendo que el declive de la hípica en los Estados Unidos se debe a que ya no hay caballos de tan buen nivel como en el pasado. Sinceramente, no creo que esto crea cierto. Porque de los numerosos animales que he nombrado anteriormente, estoy seguro que muchos podrían haber alcanzado estatus de leyenda de haber tenido la oportunidad de correr al menos una temporada más. Esto lo hemos comprobado en la última década con hembras como Zenyatta, Rachel Alexandra, Azeri o Royal Delta (que ya pueden ser consideradas entre las mejores féminas de la historia), y también con animales buenos que fueron dados la oportunidad de correr a la edad de adultos (el mejor ejemplo es Curlin, aunque también están Gio Ponti, o Ghostzapper). La hípica no está necesitando buenos caballos tanto como esta necesitando buenos propietarios, que estén dispuestos a sacrificar un poco de dinero por darle a sus caballos la chance de entrar en la historia. Lamentablemente, hasta que eso no suceda, cada vez nos veremos más obligados a empezar a hinchar por las hembras y los castrados.