viernes, 22 de junio de 2018

Justify: Más grande que el tiempo - Parte 2: Corriendo contra la historia

Luego de la publicación de "El origen de la gloria", el primer capítulo de "Justify; Más grande que el tiempo", mi biografía sobre el reciente triple coronado Justify, hoy les presento la segunda parte de la misma: "Corriendo contra la historia". 

En la primera entrega, recorrimos los primeros 2 años de vida del potrillo, desde su nacimiento en Glennwood Farm y su venta a poco de cumplir los 2 años en las subastas de Keeneland, hasta su arribo a los establos de Bob Baffert en California, donde, tras unas semanas con la división secundaria del entrenador en Los Alamitos, el potrillo había sido enviado al hipódromo de Santa Anita, deslumbrando al legendario compositor con sus primeros vareos.

En este segundo capítulo, cubriremos las primeras tres carreras del alazán, que, tras develar su enorme potencial al mundo en sus primeras salidas a pista, comenzaría su carrera contrarreloj por intentar clasificar al Kentucky Derby, y sobre todo, por intentar convertirse en el primer ganador de la carrera en no haber competido a los 2 años, desde que un potrillo llamado Apollo lo lograra 136 temporadas antes.

¡Espero que lo disfruten!

***

Parte II: Corriendo contra la historia

Menos de un mes después de arribar a los establos de Baffert en Santa Anita, y una semana después de su increíble vareo en esa pista a principios de febrero, el compositor anotaría a Justify en una carrera para potrillos de 2 años perdedores, a correrse el domingo 18 de febrero sobre 1200 metros.

Para ese entonces, las capacidades corredoras del alazán ya empezaban a ser un secreto a voces entre los expertos californianos, y si bien su anotación no recibiría mucha atención en las redes, varios entendidos esperaban la primer carrera del hijo de Scat Daddy con intriga. De hecho, cuando abrieron las apuestas, alrededor de 30 minutos antes de la competencia, los dividendos de Justify enseguida se iban a posicionar cerca de los $1,50 por cada dólar apostado, cotización que se mantendría hasta la largada.

Sólo una cosa restaba por definirse: el equipamiento del potrillo. Pues llegado el momento de enviar a Justify a la pista, cuando Baffert se juntó con el joven jinete Drayden Van Dyke, quién correría al alazán esa tarde, en la redonda de montar, el entrenador llevaba en sus manos una careta, y estaba indeciso sobre si utilizarla o no.

Mientras meditaba, veía pasear a su pupilo, que, con su pelaje rojo brillando como el fuego bajo el sol de febrero, arrastraba a su peón Eduardo "Lalo" Luna, saltando, resoplando, y arrugando su pescuezo en forma arrogante ante sus cuatro rivales de esa tarde. "Voy a aniquilarlos" parecía querer decirles: "Y lo saben".

Baffert sabía que un poco de foco no le vendría mal al inexperiente potrillo en su primer carrera, pero viéndolo así de ansioso en la redonda, también temía que demasiado aislamiento terminara por serle perjudicial: si Justify era mucho más veloz que sus rivales -cosa que el entrenador intuía-, podía llegar correr demasiado rápido para su propio bien, gastando sus energías al inicio de la carrera y quedándose sin restos para el final.

Dado que Van Dyke conocía al alazán tras haberlo montado varias veces en sus vareos matutinos, el entrenador decidiría compartir sus inquietudes con el joven.

"Drayden, ¿qué hago con la careta? Me gustaría ganar, pero eso no es lo más importante hoy. Quiero que el caballo aprenda algo durante la carrera" le preguntaría el entrenador en el cantero principal de la redonda, mientras Luna se esforzaba por mantener sereno a Justify.

Van Dyke, que pocas veces tenía la suerte de montar potrillos de ese calibre en las tardes, debido a su corta experiencia, respondería con sinceridad: "El caballo larga lento, jefe, así que yo le pondría la careta".

Tal vez, de haber sabido todo lo que le iba en esa corta respuesta, el nacido en Louisville, Kentucky, se lo hubiera meditado un poco más.

Justify saliendo a la pista el día de su debut, con la famosa careta en su cabeza. Aún le sobraba un poco de grasa, pero su tamaño ya llamaba la atención.
Ni bien se abrieron los partidores, pudo comprobarse que, al menos en lo que se refería a la largada, el joven estaba en lo cierto: Justify, que partía desde el tercer cajón, largaría en el último lugar de los 5 competidores, quedando un par de cuerpos por detrás del lote.

Sin embargo, tras perder apenas unos pasos con respecto a sus competidores Van Dyke no demoraría mucho en armar al caballo, y una vez que el alazán hubo retomado su equilibrio, pondría primera, segunda, y tercera. En menos de 200 metros, le pasaría por delante a tres caballos por el centro de la pista, y quedaría peleando la delantera, por fuera de un veloz potrillo llamado Show Time Rocket, que también era entrenado por Baffert.

El problema ahora, era que estaba yendo demasiado rápido.

Con su rival presionándole desde adentro y la careta enfocando sus ojos en la infinita faja de arena que tenía por delante, el hijo de Scat Daddy pasaría los primeros 400 metros en 21.80, un tiempo suicida para una pista profunda como la de Santa Anita. Baffert, observando la carrera desde las gradas con su mujer Jill, no podría evitar maldecir a Van Dyke.

"Mierda, lo echó a perder" murmuró el compositor.

"Estamos perdidos" le respondería su esposa.

Por unos pocos segundos más todo se mantendría de igual forma, con Show Time Rocket incluso llegando a tomar la delantera pegado a la baranda interior, y Justify siguiéndolo por fuera. Mientras tanto, el resto del lote, expectante, se ubicaría por detrás de los dos punteros, esperando que se desgataran entre ellos para recoger los pedazos, como generalmente sucede cuando dos potros se trenzan en parciales vertiginosos.

Poco después de entrar en el codo, pasados los primeros 600 metros de carrera, sería Show Time Rocket quien tiraría la toalla primero. El ligero hijo de Into Mischief pagaría cara la osadía de querer competir contra el gigante rojo, y, mientras Justify continuaba pidiéndole rienda a Van Dyke, el zaino se iba a fundir como un Escarabajo que intenta picar contra una Dodge. En cuestión de segundos, desaparecería de la vista, y cuando entraran en la recta, le faltaría poco para estar trotando.

Pero si bien el primer rival de Justify había sido quebrado, todavía quedaban tres más. Y el problema era que, mientras uno de ellos asomaba con fuerza por afuera, el cronometro marcaría que el hijo de Scat Daddy había cruzado los primeros 800 metros de la carrera en 44:37. No bastaba ser un experto para darse cuenta que aquello se estaba por poner difícil.

Porque por más que fuera bueno, o incluso más que bueno, la lógica indicaba que el veloz alazán se tenía que parar de golpe, quemado por su propia velocidad. Cuando cruzó el poste de los 400 metros para el disco, había recorrido el primer kilómetro de la competencia en 57 segundos, casi que 3 segundos más rápido que el más veloz de sus entrenamientos, y todavía le quedaba casi un tercio de carrera por completar. Era imposible que pudiera mantener ese ritmo, y Baffert lo sabía.

Parado en las gradas, el entrenador pensaba que no iba a ser la primera vez que uno de sus potrillos más prometedores perdiera en su debut por culpa de la inexperiencia. Ya le había pasado algo similar cuatro años antes con American Pharoah, quién había llegado cuarto en su debut, y también dos temporadas atrás con Arrogate. Maldición, si hasta Secretariat había perdido su primer carrera por culpa de un torpe e inexperiente jinete, ¿por qué no iba a hacerlo este alazán?

Así, mientras Baffert maldecía a Van Dyke y comenzaba a replantearse si debía continuar con el plan que había trazado para llegar con el potrillo al Derby; mientras Van Dyke pensaba en como dejar la pista al terminar la carrera sin que el canoso lo agarrara del pescuezo; y mientras los apostadores tiraban sus boletos insultando a uno, al otro, y hasta a sus propios padres por haberlos llevado un día a las carreras, Justify, que solo pensaba en correr, sentiría a uno de sus rivales ponerse a un cuerpo de distancia. Y así, en un click, despegaría de nuevo, como impulsado por un cohete.

"Wow" diría Baffert, al verlo acelerar de una forma que sólo los grandes caballos pueden hacerlo.

Y "Wow" le respondería su mujer.

En lo que demoró Van Dyke en agarrarse, el hijo de Scat Daddy le sacaría 3 cuerpos a su más cercano perseguidor, y después de entrar en la recta en solitario, se dedicaría a seguir estirando diferencias a voluntad. Cuando llegó al disco, en un tiempo casi que imposible para un debutante de 1:21.86 para los 1400 metros, serían 9 cuerpos y medio los que lo separaran del segundo potrillo. A Show Time Rocket, que se había animado a correrle a la par, le tiraron las llaves del hipódromo y le dijeron "cerrá todo cuando llegues".


Llegando al disco primero en su debut, en una carrera que parecía imposible de ganar 400 metros antes
Ni bien terminada la carrera, las redes empezarían a arder con comentarios y preguntas sobre aquel enorme alazán que Baffert acababa de sacar a la luz. Si bien aquella generación de potros parecía ser de las mejores en un tiempo, el Beyer Speed Figure de 104 que había obtenido Justify por su increíble debut era el más alto de todos los 3 añeros de ese año por 5 puntos. Es más, de todos los caballos norteamericanos en debutar en la última década, solo 3 habían obtenido un número mayor en su primer carrera.

Faltaban sólo 77 días para el Kentucky Derby, y como Baffert no demoraría en admitir que ya estaba con "fiebre de rosas" al declarar que todavía estaban a tiempo de llegar a la carrera, la pregunta en boca de todos era: ¿a dónde enviaría el canoso a Justify para su próxima salida?

Baffert, cuyo plan siempre consistió en volver a correr al potrillo apenas tres semanas después en una condicional sobre la misma pista, necesitaba mantener en secreto su idea, para no asustar potenciales rivales y que la carrera no se confirmara por falta de competidores. Entonces, tras sacarse la foto y responder a todas las preguntas de los periodistas con la frase "Tengo un plan, pero no lo puedo decir", lo primero que haría sería llamar a Elliott Walden, para que el presidente de WinStar -el establo que era dueño mayoritario del potrillo- levantara una cortina de humo y respondiera que el caballo iría a Nuevo México a correr el Sunland Derby, uno de los clásicos preparatorios al Kentucky Derby de menor calibre. Walden obedecería, y por suerte para él y sus socios, para Baffert, y básicamente para todo el mundo hípico, el secreto de la siguiente carrera de Justify se iba a mantener como tal.

De esa forma, en la tarde del 11 de marzo, cuando quedaran poco menos de 2 meses para el Kentucky Derby, Justify saldría por apenas segunda vez en su vida a la pista, nuevamente en Santa Anita, pero esta vez sobre 1600 metros, una distancia más cercana a los 2 kilómetros que, si el destino quería, le aguardaban en el Derby.

Para ese entonces, la opinión ya era casi que unánime en que, más que competir contra sus rivales de turno, el hijo de Scat Daddy se encontraba corriendo una carrera contra el tiempo, para intentar llegar en forma pico a la carrera más difícil del mundo con pocos meses de preparación; y también contra la historia, pues si quería ganar el Kentucky Derby, iba a tener que romper la célebre maldición de Apollo, que en 1882 había sido el único potrillo en obtener el trofeo sin haber competido a los 2 años de edad.

La noche antes de la segunda competencia del alazán, a la que muchos aficionados esperaban como si fuera un clásico de grupo 1, Baffert iba a invitar a cenar al legendario jinete Mike Smith, por lejos el jockey activo más exitoso del país, para darle una breve introducción acerca del potrillo. Un tiempo antes, el entrenador ya había dialogado con el joven Van Dyke, para explicarle que, sin rencor por su error en la primer carrera del potro, lo iba a bajar de Justify para suplantarlo por el experimentado Smith, debido a la alta presión a la que todos los allegados del potrillo iban a verse sometidos.

Durante la cena con Smith, Baffert iba a ser lo más franco posible.

"Mike, nunca te has sentado en un potrillo de 3 años como este" le diría al jinete más ganador de la historia de la Breeders' Cup, cuyas manos se habían enredado en las crines de caballos como el inolvidable Holy Bull, la mítica yegua Zenyatta, o el gran Arrogate. "Hagas lo que hagas, no lo dejes correr en la punta. Enséñale a correr de atrás, pues va precisarlo en el Derby. Y lo más importante: no lo dejes ganar por mucho".

Si Smith se sonrío en forma escéptica al escuchar al entrenador alabar así a un potrillo ganador de una carrera, la duda le iba a durar poco tiempo.

Justify y Mike Smith, la tarde de la segunda carrera del potrillo
La mañana siguiente, el día de la carrera, amanecería lluviosa, lo que iba a levantar algunas dudas con respecto a la forma en que Justify se adaptaría a la pista fangosa. Además de eso, y de que por un arreglo entre WinStar y el China Horse Club Smith se iba a vestir con las sedas rojas y doradas del CHC (las cuales por el arreglo serían utilizadas en 1 de cada 4 carreras empezando por esa), otro cambio con respecto al debut iba a ser que Baffert, que se encontraba en un vuelo rumbo a una subasta en Ocala, había dejado instrucciones de que el potrillo corriera sin careta.

Nuevamente, Justify sería cotizado enorme favorito de la contienda, pagando $1,05 a ganador, lo que significaba que si se apostaban 1.000 dólares a que ganaba la carrera, la ganancia total era de 50 dólares. De hecho, era tan esperada su victoria, que muchos aficionados se habían lamentado que Baffert no lo hubiera anotado en el San Felipe Stakes (Grupo 2), uno de los clásicos preparatorios al Derby más importantes de esa época del año, que se había corrido la tarde anterior sobre esa misma pista.

El motivo de Baffert era evidente, y era que simplemente ya había tenido al favorito para el San Felipe sin necesidad de anotar a Justify. Su nombre era McKinzie, y aunque iba a perder su invicto de 3 carreras al ser distanciado al segundo lugar en aquella carrera, eso no impediría que a los ojos de muchos turfmans continuara siendo considerado como el mejor candidato de Baffert para el Derby, para el cual lideraba la lista de favoritos de muchas casas de apuestas.

Nuevamente, previo a su segunda carrera, Justify se mostraría ansioso, dando pequeños saltos y arrastrando a su peón Eduardo Luna por la redonda. Había crecido un poco en musculatura en las tres semanas que habían transcurrido desde su debut, y su peso ya superaba los 570 kilos.

Sin embargo, pese a la ansiedad demostrada en la previa, cuando se abrieran los partidores, el alazán largaría nuevamente en la última colocación, al igual que en su primera carrera. Mike Smith, que recordaba las instrucciones de Baffert de no llevarlo a la punta, no se pondría nervioso por ese comienzo, y en los primeros metros colocaría al potrillo por fuera, a un par de cuerpos del puntero. Así, todo transcurriría con tranquilidad, al menos durante los primeros 800 metros de la competencia.

Porque cuando ingresaran en el último codo, y mientras Justify corría cómodamente en el tercer lugar, a 2 cuerpos del puntero Calexman, un zaino de nombre Shivermetimbers, que mantenía la segunda ubicación por dentro del alazán, hozaría girar su cabeza y arrimar su hocico bruscamente al pescuezo de Justify, en lo que pareció un intento por morderlo. Fue un movimiento rápido, casi imperceptible, tal vez ni siquiera un acto de violencia. Pero no iba a bastar más que eso.

Pues en menos de lo que se demora en decir "Shivermetimbers, a ver si me alcanzas", Justify cambiaría de mano y, acelerando, le sacaría 5 cuerpos al atrevido zaino. Ya de paso, por matar dos pájaros de un tiro, pasaría por fuera del hasta entonces puntero Calexman, tomando la punta a poco de entrar en la recta con una facilidad pasmosa.

A partir de allí, Smith solo precisaría guiarlo hacia el disco, a donde el hijo de Scat Daddy iba a llegar  de orejas paradas, con una ventaja de 6 cuerpos y medio sobre Shivermetimbers, en el buen tiempo de 1:35.73 para la milla sobre una pista fangosa.


Alejándose de Shivermetimbers en la recta de Santa Anita
Cuando Baffert aterrizara en Ocala, su teléfono estaría lleno de llamadas perdidas y mensajes de conocidos, ex-jockeys, y cronistas hípicos de todo el país. Y todos más o menos le preguntarían lo mismo: ¿a dónde iba a ir aJustify hora?

Para asegurarse de poder correr el Kentucky Derby, el hijo de Scat Daddy debería acumular al menos 30 puntos en las llamadas "carreras clasificatorias": una serie de clásicos de grupo corridos desde setiembre del año anterior hasta abril, un mes antes del Derby. Cuánto más importante el clásico, y cuánto más cercano en el tiempo al primer sábado de mayo, mayor el número de puntos que obtenían los primeros cuatro competidores.

Al sólo haber corrido dos carreras condicionales en su vida, Justify tenía 0 puntos acumulados, lo que hacía imposible que hasta entonces pudiera correr el Kentucky Derby, por más bueno que fuera. Si se analizaban los puntos obtenidos por los demás caballos de su generación hasta entonces, para lograr clasificar entre los 20 competidores, el potrillo debería ganar o llegar segundo en una de las 5 grandes "preparatorias" para la carrera: el Santa Anita Derby, Florida Derby, Wood Memorial Stakes, Bluegrass Stakes, o el Arkansas Derby, los cuales se corrían entre 5 y 3 semanas previo al Kentucky Derby en diferentes pistas a lo largo del país.

El problema radicaba en que Baffert ya tenía bajo su cuidado a McKinzie, su principal candidato al Derby por ese entonces, con el cual hacía ya un tiempo tenía planificado correr en el Santa Anita Derby, que se corría en el "patio de atrás" de los establos de Justify. Para hacer las cosas un poco más complejas, WinStar Farm y el China Horse Club, junto con los grupos Starlight Racing y Head Of Plain Partners, quienes habían adquirido el 15% de Justify a SF Bloodstock mientras el potrillo estuviera en entrenamiento, también tenían a Audible, un pupilo de Todd Pletcher que era considerado el mayor candidato al Derby de la costa este, y qué era el favorito para el Florida Derby.

Todo esto reducía a tres las posibles carreras en dónde Justify podía correr a continuación: el Wood Memorial, el Bluegrass Stakes, y el Arkansas Derby. Las primeras dos, corridas en Nueva York y Kentucky respectivamente, eran rara vez utilizadas por Baffert. La tercera, sin embargo, ya había sido ganada por sus pupilos 2 veces en la última década, y se corría era uno de los hipódromos preferidos del entrenador, en donde había ganado 13 carreras preparatorias. De hecho, apenas 3 años antes, había enviado a un tal American Pharoah a esa misma carrera, tras dejar a otro de sus favoritos para el Kentucky Derby de ese año, Dortmund, en Santa Anita, y todos recordaban cómo había terminado esa historia.

Poco tiempo después de la segunda carrera de Justify, Baffert despejaría las dudas, confirmado que el alazán viajaría a Arkansas un mes después, para competir en el Arkansas Derby el 14 de abril, tres semanas antes de la carrera de las rosas.

"Ha llegado un poco tarde a la fiesta, pero el talento está ahí" diría públicamente el entrenador. "Todavía tiene que viajar a Arkansas y adaptarse al hipódromo, por lo que nos quedan muchos retos por delante. Si corre bien iremos al Derby, y si no, esperaremos al Preakness. Iremos una carrera a la vez."

Mike Smith, quien luego de su primera vez sobre el potrillo había despertado controversias al compararlo con el sensacional Easy Goer, uno de los mejores caballos de los últimos 40 años en Nortéamerica, iba a mantener la monta sobre Justify.

"Odio compararlo con otros caballos en este momento, pero, ¿no les recuerda a Easy Goer en sus días? Un gran caballo alazán, con una enorme y poderosa brazada" había dicho el legendario jinete al bajarse de Justify luego de su primera vez sobre su lomo.

Confirmado el plan de ruta, Baffert se pondría más serio en sus exigencias matutinas para el potrillo, buscando compensar la falta del famoso "fondo", ese que según los expertos causaba que fuera tan difícil los pura sangres que no competían a los 2 años ganar el Kentucky Derby.

Así, en las 2 semanas siguientes a su segunda carrera en Santa Anita, Justify realizaría 2 pasadas matutinas sobre esa misma pista: primero, el 20 de marzo, pasaría 800 metros en 46.40, el trabajo más rápido de 105 sobre esa distancia; y 6 días después, recorrería 1 kilómetro en 59.60, el segundo de 118 esa mañana.

Justify, con el jinete Martín García en sus lomos, trabajando 1000 metros en compañía de otro potrillo, el 20 de marzo
Todo parecía indicar que el potrillo estaba poniéndose cada vez más en forma, y Baffert estaba confiado en obtener los puntos necesarios en Arkansas. Si algo le preocupaba, era la forma en que el  inexperiente animal se tomaría el traslado en avión hasta una pista desconocida. Pero sabiendo que además de McKinze, en el Santa Anita Derby también estaría el rival de éste, Bolt D'Oro, un ganador de grupo 1 que lo había vencido por distanciamiento luego de un gran cabeza a cabeza, el canoso creía que lo mejor era no arriesgar, y separar sus "huevos" en diferentes canastas.

Sin embargo, a fines de marzo, mientras Baffert se encontraba preparándose para salir a cenar con su esposa en Dubai -donde algunos de sus caballos competirían en el carnaval internacional el último sábado del mes-, el entrenador iba a recibir un llamado que cambiaría las cosas. Era media mañana en la costa oeste, y del otro lado del auricular estaba su principal asistente, Jimmy Barnes, quien se había quedado en Santa Anita cuidando a sus otros caballos, incluidos Justify y McKinzie.

"Bob, es McKinzie. No se ve bien" serían las palabras de Barnes. Esa mañana, al ser sacado para ir a la pista a por un trote, el potrillo había mostrado signos de lesión en una de sus patas traseras. Y si bien los rayos X no habían mostrado ninguna lesión ósea, y aún faltaban hacerse los estudios nucleares, a falta de sólo 9 días para el Santa Anita Derby, no hacía falta decirlo: el potro no sólo iba a perderse esa carrera, sino que todo indicaba que tampoco llegaría en forma para el Kentucky Derby.

Baffert estaba devastado. McKinzie era una de sus cartas para el Derby, de hecho la mejor de ellas si se tenía en cuenta que Justify aún no había clasificado para la carrera. Además, el entrenador, junto con los propietarios del potrillo Mike Pegram, Karl Watson y Paul Weitman, habían elegido el nombre del zaino en honor al recientemente fallecido Brad McKinzie, un íntimo amigo de los 4, pero sobre todo de Baffert, con quien había asistido a la Universidad de Arizona. Ése había sido su caballo para la Triple Corona desde antes que empezara el año, y ahora todo se acababa de ir por la borda.

Cuando Jill, la mujer de Baffert vio la cara de su marido en el hotel de Dubai, supo enseguida que algo andaba mal. Y cuando el canoso le contara las malas noticias, su esposa respondería con una frase que reflejaba lo que pasaba por la mente de todos en el establo por ese entonces: "Bueno, entonces esperemos que Justify sea lo suficientemente bueno".

Ajeno a la tristeza del establo, el alazán continuaba entrenando en gran forma para el Arkansas Derby, que se iba a correr una semana después del Santa Anita Derby. Sin embargo, ante lo sucedido con McKinzie, Baffert alteraría el plan de ruta.

Sin el zaino en el Santa Anita Derby, no tenía ningún sentido subir a Justify a un avión y llevarlo a una pista desconocida, donde tantas cosas podían salir mal. Santa Anita era la casa del potrillo, donde entrenaba a diario y donde había corrido sus primeras dos carreras, y el entrenador estaba convencido de que, aunque la carrera era una semana antes que la de Arkansas, el alazán estaba pronto. Sabiendo que los propietarios del animal se encontraban realizando sus reservas de vuelos y hotel para Arkansas, Baffert iba a contactar a Walden por el celular.

"Elliott, dile al resto de los propietarios que cancelen sus hoteles en Arkansas. Nadie sabe esto aún, pero McKinzie esta lesionado. Nos quedamos en Santa Anita." diría el entrenador.

La carrera contra el tiempo había entrado a la recta final.

Bolt D'Oro (izquierda) y McKinzie (derecha) en el San Felipe Stakes
Además de Justify, seis otros potrillos de 3 años iban a ser anotados para correr el Derby de Santa Anita, la última preparatoria de California para el Kentucky Derby, y una de las más prestigiosas e históricas del país. De los seis, apenas dos, Bolt D'Oro e Instilled Regard, eran ganadores clásicos, y de ellos, sólo Bolt D'Oro había ganado un clásico de grupo 1.

El hijo de Medaglia D'Oro era considerado por muchos como el mejor potrillo de la generación. A los 2 años, cuando Justify aún no había llegado a los establos de Baffert en Los Alamitos, ya había ganado dos clásicos de grupo 1 en California, para luego sufrir una terrible conducción y llegar tercero en la Breeders' Cup Juvenile, una derrota que le iba a impedir coronarse como el Mejor Potrillo de 2 Años de la temporada.

Tras un breve descanso a fin de año, había vuelto a competir un mes antes del Santa Anita Derby, donde, tras perder un emocionante cabeza a cabeza con McKinzie en el San Felipe Stakes, había sido beneficiado por el distanciamiento del pupilo de Baffert y ubicado en la primera ubicación.

Cuando salió a la pista la tarde del Derby de Santa Anita, llevaba 4 victorias en 5 carreras, 3 de ellas en clásicos de grupo contra los mejores caballos del país. Sin embargo, el favoritismo del público iría para el retador, que en sus únicas dos carreras, había demostrado tener el talento para convertirse en uno de esos caballos que se recuerdan por décadas.

Ni bien se abrieron los partidores, Justify, que por primera vez en su corta carrera largaría bien, picaría en punta por el centro de la pista, seguido de cerca por Bolt D'Oro, que se ubicaría segundo sobre la baranda interior, a un cuerpo del alazán. Los primeros 400 metros pasarían en un tiempo de :23.96 segundos, un parcial inicial cómodo, sobre todo en comparación a las dos carreras previas del hijo de Scat Daddy, y los primeros 800 en :47.85.

Para ese entonces, Bolt D'Oro, que al inicio de la carrera se encontraba a 1 cuerpo de distancia de su rival, había ido perdiendo terreno, y en el opuesto serían 3 cuerpos los que lo separaban de Justify, que se movía cómodo en la punta.

Cuando ingresaron al segundo codo, a falta de 800 metros para el disco, Mike Smith le daría un respiro a su conducido, y Bolt D'Oro, al mando del resto del lote, se aproximaría a apenas 1 cuerpo y medio de distancia. En ese momento, al ver al hijo de Medaglia D'Oro aproximarse al alazán con impulso, todos pensaron que se venía el tan esperado duelo de titanes.

"¡El talento prodigioso se encuentra con la calidad establecida!" exclamaría el relator oficial del hipódromo, Michael Wrona, haciendo referencia a los dos potros, que parecían a punto de trenzarse.

Sin embargo, no tendría que pasar mucho tiempo para que se volviera evidente que, luego de llegar a 1 cuerpo y medio de Justify, Bolt D' Oro se había dado contra una pared invisible. Por más que su jinete Javier Castellano lo impulsara con los brazos, el zaino parecía no poder acercarse al hijo de Scat Daddy, que, aún contenido por Mike Smith, pasaría los 1200 metros en 1:12.61. Y cuando entraran en la recta, uno seguido del otro, ya iba a ser evidente que la carrera estaba liquidada.

Castellano, quien ya había sacado la fusta sobre Bolt D'Oro, haría un intento por meterse entre Justify y la baranda, buscando un golpe de sorpresa que pudiera dar vuelta las tablas. Pero iba a ser inútil, pues Smith tenía tanto caballo, que ni siquiera haría uso de su látigo. Impulsando a Justify con sus brazos, el veterano jinete lo haría despegarse nuevamente de su rival, para llegar al disco con 3 cuerpos de ventaja, en un buen tiempo de 1:49.72 para los 1800 metros.


Mike Smith, con la fusta bajo el brazo, guía a Justify a una contundente victoria sobre Bolt D'Oro en el Santa Anita Derby
La victoria había sido tan fácil, y tan profesional, que costaba creer que ese potrillo estaba corriendo apenas la tercera carrera de su vida, que había debutado hacía menos de 2 meses, y que el pura sangre al cual había aniquilado en la pista era un múltiple ganador de grupo 1 que había estado a punto de ganar el premio a Mejor Potrillo de 2 Años de la temporada anterior.

Por su victoria en la carrera, Justify obtendría un Beyer Speed Figure de 107, tres puntos más alto que el 104 que había obtenido el día de su debut, y que hasta entonces era el superior de toda la generación. El hijo de Scat Daddy competía en una liga contra sí mismo, y parecía siempre salir vencedor.

Javier Castellano, cuyo conducido había corrido una muy buena carrera, sólo para llegar lejos de aquel pichón de monstruo, ya empezaba a darse cuenta de ello.

"Mi caballo corrió perfecto. Hizo todo bien. Pero hoy competimos contra el mejor pura sangre del país, que tuvo una performance increíble" diría el jinete venezolano, que había sabido montar a cracks de la talla de Bernardini o Ghostzapper, dos de los mejores caballos de la década anterior.

"Este caballo es naturalmente bueno, y sólo está aprendiendo a correr. Tiene esa enorme, poderosa zancada, pero también es ligero." agregaría por su parte Baffert.

Pero nadie lo resumiría mejor que Mike Smith, quién, con su clásica sonrisa en el rostro, declararía que, "si este caballo mejora luego de esta carrera, como creemos que debería hacer, da un poco de miedo pensar lo que puede llegar a hacer".

El Kentucky Derby estaba a exactamente 4 semanas, y el caballo estaba justo en el estado en que Baffert había imaginado cuando, tras verlo entrenar por primera vez meses atrás, había trazado su plan maestro. Ahora, solo quedaba rezar por que en esos 28 días nada grave sucediera, y esperar que, si el destino y los dioses del turf así lo querían, el prodigioso Justify pudiera convertirse en apenas el noveno ganador invicto de la carrera de las rosas, y en el primer potrillo en 136 años en romper el mítico maleficio de Apollo.

Sólo el tiempo lo diría...

(Continuará en aproximadamente una semana, con la tercera y última entrega: "Coronación").

jueves, 14 de junio de 2018

Justify: Más grande que el tiempo - Parte 1: El origen de la gloria

Ante un hecho histórico como lo fue la victoria de Justify el sábado en la Triple Corona, he decidido celebrar compartiendo su historia con ustedes. Debido a su longitud y detalle, la misma será dividida en 3 entregas: "El origen de la gloria", "Corriendo contra la historia", y "Coronación". ¡Espero que las disfruten!


Justify: Más grande que el tiempo


El sábado pasado, ante poco más de 90.000 aficionados que colmaron Belmont Park, un alazán de nombre Justify se convirtió en apenas el 13er ganador de la Triple Corona de la hípica norteamericana, y el segundo en los últimos 40 años.

Llamada por muchos "el trofeo más difícil de todos los deportes", la Triple Corona es un grupo de 3 carreras compuestas por el Kentucky Derby, corrido cada año el primer sábado de mayo sobre 2000 metros en la arena de Churchill Downs; el Preakness Stakes, que se corre dos semanas después del Derby sobre 1900 metros en Pimlico; y el Belmont Stakes, la más larga y difícil de de las 3 gemas, corrida sólo 3 semanas después del Preakness, sobre 2400 metros en Belmont Park.

Como la historia indica (13 ganadores en 143 años), hace falta un caballo superlativo para lograr ganar las tres competencias. 


Cada carrera está restringida a potrillos de 3 años, por lo que un pura sangre sólo puede correr la Triple Corona una vez en su vida, lo que hace que la gesta sea mucho más dramática. Leyendas como Kelso, Dr. Fager o Cigar, por nombrar algunos, jamás llegaron a correr ninguna de las tres carreras, y por más que muchos consideren que fueron los mejores de su generación, nunca tuvieron una chance con la Triple Corona. Otros grandes del deporte, que por x o por y dejaron pasar su oportunidad cuando la tuvieron, jamás volvieron a tener posibilidades de redención. Ejemplos claros de ésto último pueden ser los de Spectacular Bid, que pisó un alfiler la mañana del Belmont y terminó tercero; Point Given, cuyo jockey Gary Stevenes perdió el Derby al correr demasiado rápido en los metros iniciales; o Smarty Jones, quién también sufrió una mala conducción, pero ésta vez en el largo óvalo de Belmont Park. Los tres potrillos eran unánimemente los mejores exponentes de sus generaciones, pero dejaron pasar un tren qué va directo a la gloria, sin escalas ni camino de vuelta.

Pues bien, nada de eso sucedió con Justify. En apenas 111 días, el gran alazán cuidado por Bob Baffert -el mismo que 3 años antes había guiado a American Pharoah a romper el maleficio de 37 años sin triple coronados-, pasó de no haber debutado a ganar el trofeo más esquivo de la hípica, algo completamente impensado bajo cualquier estándar, y menos en una generación plagada de grandes potrillos como ésta. Además, en su camino, rompió numerosos récords, como convertirse en el primer potrillo en 136 años en ganar el Kentucky Derby sin haber debutado a los 2 años, o en apenas en el segundo caballo invicto en ganar el triplete, luego de que el gran Seattle Slew lo lograra en 1977. Todo, con una facilidad que quizás le juegue en contra, pues a veces hace olvidar lo imposible que hace 6 meses tal hazaña nos hubiese parecido.

Ésta es su historia...

***

Parte I: El origen de la gloria

Cuando, hace poco más de 5 meses, el reloj marcó las 00:00 horas del 1 de enero y entramos en el año 2018, probablemente eran menos de 100 personas las que sabían quién era Justify. Su entrenador, Bob Baffert, que tenía al potrillo entrenando con su "equipo B" en el pequeño hipódromo de Los Alamitos, era uno de ellos. 

Miembro del salón de la fama desde 2009, el oriundo de Nogales, Arizona, era considerado por muchos como el mejor entrenador de todos los tiempos. Con 4 victorias en el Ketucky Derby, 6 en el Preakness y 2 en el Belmont Stakes, Baffert era el segundo entrenador con más victorias en carreras de la Triple Corona, solo superado por D. Wayne Lukas, que contaba con 14 victorias en total, pero que no había tenido ningún caballo que hubiera obtenido el triplete, como el pupilo de Baffert American Pharoah había hecho en su histórica campaña de 2015.

Los establos de Baffert habían recibido a Justify a principios de noviembre de 2017, dos años exactos después del retiro de American Pharoah a la cría, y prácticamente en el mismo momento en que el canoso despedía a otra de sus grandes leyendas, un tordillo llamado Arrogate, para muchos el pura sangre norteamericano más talentoso en pisar una pista en los últimos 40 años.

Casi que literalmente, mientras Baffert se encontraba en el hipódromo de Santa Anita subiendo a Arrogate a un trailer que lo llevaría al aeropuerto, y de allí a Kentucky a comenzar su carrera de padrillo, y mientras el entrenador probablemente se preguntaba si algún día iba a volver a tener un caballo de ese calibre bajo su cuidado, otro gigantesco pura sangre -esta vez alazán y con una mancha blanca en la frente-, bajaba la rampa de otro trailer en una pista 35 millas al sur de allí, donde el canoso compositor mantiene a sus pura sangres de menor calibre.

Bob Baffert (derecha) con Arrogate, su último gran caballo
Venía desde Kentucky, más específicamente desde el hipódromo de Keeneland, donde había estado bajo el cuidado del jóven Rodolphe Brisset, y era un potro grande, enorme de hecho. Pesaba alrededor de 600 kilos, y ya estaba desarrollando su cuerpo, qué más tarde llegaría a los 1,70 metros de altura, pero su tamaño no lo hacía torpe ni lento, y tampoco era poco agradable a la vista, ni mucho menos. De hecho, desde que fuera descubierto por sus propietarios en las subastas de Keeneland del año anterior, había sido considerado como uno de los potrillos más prometedores de toda la camada. Algo que sin dudas tomaba mayor trascendencia si se analizaban los perfiles del grupo de dueños.

La cara más visible y reconocida del grupo tripartito era sin dudas el famoso WinStar Farm, uno de los establecimientos de cría más grandes y exitosos del mundo, que poseía el 60% del potrillo. 

Fundado en el año 2000 por Kenny Troutt, un magnate de las telecomunicaciones que había vendido su compañía en 3.500 millones de dólares dos años antes, y Bill Casner, un reconocido hípico texano, WinStar había tardado menos de una década en convertirse en un rotundo éxito. Para 2016, cuando adquirió a Justify en Keeneland, el establecimiento de las sedas blancas con la estrella verde en el pecho (que por ese entonces ya era únicamente propiedad de Troutt, quién compró la parte de Casner en 2010) contaba con aproximadamente 20 padrillos de nivel mundial, varias yeguas madres, más de 50 pura sangres en entrenamiento, y casi todos los grandes trofeos que la hípica norteamericana puede ofrecer reposando en sus vitrinas, entre ellos un Kentucky Derby, dos Belmont Stakes, una Breeders' Cup Classic, y premios como el Mejor Propietario del país de la temporada 2010 y el Mejor Criador del año 2008.

La gran mayoría de esos éxitos se habían forjado en las decisiones que Troutt había tomando en conjunto con Casner en su momento, y más adelante apoyado en el liderazgo de Elliott Walden, el presidente y CEO del establecimiento desde 2010.

Bajo la batuta de Walden, WinStar había crecido hasta convertirse en el gigante hípico que es hoy en día, y además de su histórico poderío en la cría, sus éxitos en las pistas habían despegado en los últimos años por su decisión de comprar menos, pero mejor. Cada año, en las subastas más caras del país, WinStar adquiría 20 potrillos de las mejores sangres por decenas de millones de dólares en total, para luego de domarlos, enviarlos a los mejores entrenadores del país, buscando ganar las llamadas carreras "clásicas", aquellas de la Triple Corona y Breeders' Cup. Si sólo alguno de los 20 resultaba ser un buen potrillo, el establecimiento generaba ingresos por medio de ventas millonarias durante la carrera misma del animal, o de fructíferos resultados en la cría.

Por medio de esta estrategia, era que habían adquirido a Creator, el ganador del Belmont Stakes de 2016. Y por medio de ella, sería que también comprarían al potro que introduciría sus nombres, y el de sus socios, en el grupo más selecto de propietarios de la hípica.

Cómo hemos dicho, WinStar era sólo uno de tres propietarios del pura sangre que acababa de arribar a Los Alamitos. Al establecimiento de cría y entrenamiento, se le sumaba el China Horse Club, que poseía un 25% de los derechos del potrillo, y el grupo inversor SF Bloodstock, con un 15%.

El "Club", un fideicomiso de membresía secreta cuyo precio de entrada es de alrededor de 1 millón de dólares, que cuenta con alrededor de 200 miembros, había sido fundado por el  arquitecto y hombre de negocios malayo Teo Ah King. King, quién comenzó a interesarse por el deporte de reyes cuando fue contratado para diseñar el hipódromo árabe de Meydan, tiempo decidió fundar el poderoso y exclusivo Club en 2013, con la idea de impulsar la casi inexistente industria hípica en China. En pocos años, sus establos habían tomado a la hípica mundial por sorpresa, y para cuando adquirieron a Justify, sus pura sangres ya habían ganado carreras de grupo 1 en Australia, Singapur, Francia, Irlanda, Inglaterra y Estados Unidos.

La sociedad con WinStar había surgido en 2016, cuando, como parte de una estrategia de expandir sus intereses en Norteamérica, representantes de King le habían ofrecido a WinStar formar una alianza para comprar algunos potrillos en conjunto. Los asiáticos tenían los millones, y WinStar el conocimiento del mercado y la infraestructura necesaria para poder potenciar el desarrollo de los pura sangres al máximo, lo cuál hacía de la sociedad una mezcla perfecta.

Un jóven Justify siendo paseado ante potenciales compradores en Keeneland
Troutt y Walden aceptaron la oferta, atraídos por la posibilidad de poder incrementar desde 20 a 30 el número anual de potrillos adquiridos por temporada. Y así fue que, en setiembre de ese año, representantes de ambas empresas, sumados a un agente hípico de SF Bloodstock, un pequeño grupo de inversión especializado en pura sangres formado por trabajadores del famoso empresario George Soros, que se había sumado a la sociedad recientemente, se juntaron en Keeneland, el centro de subastas más exclusivo de Norteamérica, a buscar potrillos de 1 año para la nueva sociedad.

Los tres grupos analizaron a los mejores potrillos de la subasta por separado, y, cuando compararon sus notas previo al remate, había unanimidad de opiniones sobre un hijo del recientemente fallecido Scat Daddy, que había llamado la atención de todos por igual.

"Era balanceado, tenía buenas extremidades, una gran espalda, y hermosa longitud y pescuezo" recordaría el gerente de WinStar, David Hanley, agregando que "Tenía una gran estatura, y era un potrillo que impresionaba cuando lo tenías enfrente. Para ser un caballo grande, era ligero de pies, con buen accionar y buena energía".

Por su parte, el representante del China Horse Club, Michael Wallace, agregaría que "era un potrillo noble y hermoso, ligero de pies. Si íbamos a pujar duro por un caballo en los primeros días de las subastas, era él. Estaba un escalón por encima del resto."

El pedigree del potrillo no era nada de lo que quejarse tampoco. Su padre Scat Daddy era uno de los padrillos más prometedores y versátiles a nivel mundial, y su fama se encontraba en pleno despegue cuando un sorpresivo ataque al corazón le quitó la vida súbitamente a los 11 años, a fines de 2015. Había sido un caballo prometedor en sus tiempos de corredor, llegando incluso a ganar un par de grupos 1 como el Champagne Stakes a los 2 años y el Florida Derby a los 3 en una de las generaciones más talentosas que se recuerden, pero una grave lesión ocurrida durante el Kentucky Derby de 2007 había cortado en seco lo que sin dudas iba a ser una carrera de grandes logros en las pistas.

Retirado luego de esa carrera, Scat Daddy, cuyos derechos como reproductor habían sido adquiridos tiempo atrás por Coolmore, iniciaría su campaña como padrillo con un valor de 30.000 dólares por monta la temporada siguiente. Y si bien el valor bajaría a 10.000 dólares para la temporada 2011 debido a una desaceleración general del mercado, no tardaría en despegar una vez que su primera generación llegara a las pistas, cuando los hijos del zaino demostraran que podían correr y ganar en césped, en arena, en corto, en largo, y básicamente sobre el agua si se les pidiera.

Cuando, una trágica mañana de diciembre de 2015, el padrillo cayera sin vida súbitamente al ser guiado por un peón de Ashford Stud desde su corral a las padrilleras, su valor por monta para la temporada siguiente ya había sido fijado en 100.000 dólares.

Justify, minutos después de nacer
Pero además del evidente atractivo del padre, la madre del potrillo, Stage Magic, tampoco se quedaba atrás. Era una hija del gran Ghostzapper con varias figuraciones en clásicos de grupo, cuyos dos únicos hijos en edad de correr prometían: el de 3 años, The Lieutenant, había ganado 2 carreras de 4 y parecía tener futuro clásico; y la menor, Holiday Music, había debutado recientemente llegando en segundo lugar en un hipódromo en Texas. El alazán, que era su tercer cría, había sido criado en Kentucky por el propietario de la yegua, John D. Gunther.

Todo parecía indicar que era un potro con futuro, por más que con pura sangres nada es seguro.

Ingresó al ring del remate con el número 50 en la primer sesión de la subasta, y Walden y sus socios tuvieron que pujar hasta que llegar a la suma de medio millón de dólares para hacerse con él. Para hacerse una idea, sólo en esa sesión, que fue la primera de 13 de ese año, 19 animales se subastaron por sumas mayores, y sólo uno de ellos, Sporting Chance, es al día de hoy ganador de grupo 1.

Enseguida después de adquirido, el potrillo fue subido a un trailer junto con las demás nuevas adquisiciones de WinStar en el remate, y trasladado hasta la división Hopewell de WinStar Farm a pocas millas del lugar, donde pasaría por el proceso de doma y entrenamiento inicial del establecimiento.

En Hopewell, bajo el cuidado de Toby Richards y Heather Stark, el hijo de Scat Daddy aprendería a sentir una silla de montar en su lomo, y más tarde un freno en su boca. Y para cuando dejara la división de domas y comenzaran sus primeros entrenamientos, no demoraría en llamar la atención de los trabajadores de WinStar, quienes se impresionaron por su físico, inteligencia, y capacidades locomotivas.

Con 2 años recién cumplidos, cuando aún se encontraba en sus primeras etapas de entrenamiento, el potro ya pesaba alrededor de 550 kilos, un peso que muchos caballos adultos jamás llegan a alcanzar en su prima. Pero a pesar de su tamaño, era ligero, como sus propietarios habían intuido al ver sus movimientos en las subastas, y ya se podía ver que el talento estaba ahí.

Cierto día, ante la atenta mirada de Walden, del gerente general David Hanley, y del entrenador del centro Richard Burge, Justify, que entrenaba junto con otro potro en una recta de 800 metros en subida, dejó tan atrás a su compañero, y con tanta facilidad, que todos quedaron con la misma pregunta en los labios: ¿qué clase de potrillo era ese?

Justify en Hopewell, donde pasó por sus primeros entrenamientos
Su precocidad ilusionaba a sus propietarios con un debut tempranero en las pistas, y por su tamaño, todo parecía indicar que solo podía mejorar con los meses. Sin embargo, durante un entrenamiento en marzo de 2017, cuando todavía estaba en WinStar, el alazán sufrió una lesión muscular, que determinó que debiera pasar dos meses en reposo, poniendo una pausa a su preparación y dilatando su debut.

Una vez que hubo vuelto en forma, los entrenadores de WinStar creyeron que el caballo, al ser grande, desarrollaría su potencial con mayor facilidad en una pista donde pudiera dejar fluir sus gigantescas brazadas, a diferencia de la pista de entrenamiento del establecimiento, cuyas cortas rectas y curvas cerradas favorecían a los caballos más menudos. Así fue que, a mediados de setiembre, mientras algunos potrillos de su camada ya salían a la luz del público por las tardes, lo enviaron al hipódromo de Keeneland, a ser entrenado por Rodolphe Brisset, un joven entrenador francés que ese mismo año acababa de abrir su propio establo, tras pasar años trabajando como asistente para el legendario Bill Mott, cuidador de algunos de los mejores caballos de WinStar, como Tourist o Drosselmeyer.

La intención de los propietarios del potro nunca fue dejarlo con Brisset para su etapa como corredor, como sí hicieron con otros potrillos a los cuales tenían en un poco menos estima, sino darle algún tiempo para desarrollar su enorme potencial en el óvalo de Kentucky, que quedaba a quince minutos en auto de WinStar y de la mirada de Walden, para luego transferirlo a los establos establos del legendario Baffert, el entrenador activo más exitoso en lo que se refiere a carreras "clásicas".

Con Brisset, Justify pronto comenzó a demostrar de qué pasta estaba hecho, y, en el período de tres semanas desde el 19 de octubre hasta el 3 de noviembre, mientras los demás pura sangres de su generación se peleaban el cetro a Mejor Potrillo de 2 años en los clásicos de grupo 1 de fin de temporada, el enorme alazán realizaría sus primeros tres trabajos serios, el último de ellos una impresionante pasada de 600 metros en 36 segundos, sin casi esforzarse. Ya era hora de dar el siguiente salto.

El alazán fue trasladado al aeropuerto de Keeneland y puesto en un avión rumbo a Los Ángeles, donde, en el hipódromo de Los Alamitos -conocido hasta hace pocos años por ser un hipódromo exclusivo de cuartos de milla-, lo recibiera Mike Marlow, el asistente de Baffert que gestionaba su equipo "B" en ese hipódromo.

En la hípica moderna, donde los entrenadores son tan hombres de negocios como susurradores equinos y un pura sangre cruza un país en avión para competir en una carrera de un minuto y medio a 10.000 kilómetros de distancia, los asistentes son necesarios para que un entrenador con un establo del tamaño del de Baffert pueda dormir tranquilo en la noche, sabiendo que todas las bases estén siendo monitoreadas. En ese sentido, Marlow, un cuidador con décadas de experiencia, era uno de sus principales "mano derecha", y desde hacía varios años estaba encargado de gestionar el establo de Los Alamitos, donde el canoso compositor generalmente enviaba a sus potrillos más nuevos o de nivel inferior.

La atenta mirada de Marlow había visto bajar de trailers similares al de Justify a otros diamantes en bruto como American Pharoah o el tordillo Arrogate, quienes meses después dejaban aquel hipódromo perdido para volar alto, apareciendo en reportajes internacionales, noticiarios en todo el país, y figurando en el círculo de ganadores de los mejores circos hípicos del globo con otras personas a su lado.

Pero la triste realidad era que, sin que tuviera relación alguna con las capacidades del buen entrenador, ningún propietario que pagara los servicios de Bob Baffert quería a sus potrillos en el establo de Marlow. Todos los querían en Santa Anita, bajo la mirada del genio de cabello plateado, pues es sólo cuando un potro es trasladado ahí cuando sus dueños pueden tener la certeza de que el animal es tenido en alta estima.

Para Justify, ese momento iba a llegar poco menos de dos meses después de su llegada a Los Alamitos, cuando en enero de este año fuera transferido a Santa Anita, a realizar sus últimos preparativos de cara a su debut. Marlow, quién desde diciembre a mediados de enero había enviado al potro a la pista a realizar siete pasadas en la pista de Los Alamitos (exactamente una por semana), ya había estado hablándole del alazán a Baffert por un tiempo, llenándolo de alabanzas en cada uno de sus reportes posteriores. Viniendo de uno de sus ayudantes más experimentados, Baffert tenía sus sospechas de que el potrillo iba a ser bueno, pero nunca imaginó qué tanto.

Para la primera pasada del potrillo en Santa Anita el 29 de enero, el entrenador no quiso dejar que el joven y prometedor jinete Drayden Van Dyke, quien entrenaba muchos de sus caballos, le diera rienda suelta al potrillo, y el animal recorrió 1000 metros en cómodos 1:01.20. Sin embargo, para el segundo entrenamiento del alazán una semana después, Baffert le pidió a Van Dyke que lo exigiera más a fondo, y Justify recorrió 1200 metros en increíbles 1:12.40, el mejor de todos los tiempos esa mañana.

Cuando Baffert lo vio volver del trabajo en la pista sin siquiera resoplar fuerte, quedó convencido de que lo que veía era algo fuera de lo normal. "Los propietarios de mis potrillos siempre sueñan con que los llame para decirles que tienen un buen caballo." admitiría meses más tarde. "Ese día, hice unas cuantas llamadas".

Justify el 11 de febrero, en el último trabajo previo a su debut

Como hacía semanas que Walden había empezado a chancearlo con Justify, preguntándole cada vez que hablaban por teléfono cuándo iba a sacarlo de Los Alamitos, el primer llamado de Baffert luego de esa segunda pasada fue para él: "Elliott, creo que tenemos algo especial", le dijo por el celular.

Y Walden, si bien inicialmente emocionado al intuir que sus expectativas en torno al alazán estaban cada vez más cerca hacerse realidad, pronto adoptó una actitud de cautela, típica de quien ha estado alrededor de frágiles pura sangres por mucho tiempo. Sobre todo, cuando durante la conversación Baffert le notificó que "tenía un plan" para llegar con el potrillo al primer sábado de mayo en Churchill Downs.

"Bob, no lo apures" fue la respuesta del CEO de WinStar, quién conocía los peligros de sobre-exigir  a un joven potrillo demasiado temprano. No eran pocos los pura sangres de futuro promisorio que se habían arruinado por la avaricia de sus allegados, sobre todo ante la posibilidad de figurar en una carrera como el Kentucky Derby. Además, como Walden bien sabía, las posibildades de acabar de una vez por todas con la famosa maldición de Apollo tampoco eran muy grandes, si la experiencia de algo servía.

De hecho, no había que remontarse mucho tiempo para acordarse de Bodemeister, uno de los mejores potrillos que Baffert había entrenado, el cual por un momento, cuando entró en la recta primero en el Derby de 2012, había amagado con convertirse en el primer ganador de la carrera en 130 años en no había competido a los 2 años. Lamentablemente para Baffert y para el jockey del potrillo, Mike Smith, el potro pagó caro las vertiginosas fracciones iniciales que había impuesto, y terminó siendo superado en los últimos metros de la carrera por I'll Have Another. Luego de sufrir un destino similar dos semanas en el Preakness, el animal nombrado por el hijo menor de Baffert sufriría una grave lesión, probablemente influida por las exigencias que se le habían impuesto en tan poco tiempo, y jamás volvería a pisar una pista.

Pero Justify no era Bodemeister, y Baffert ya estaba empezando a darse cuenta de ello. "Elliott, este potrillo es algo especial. No te preocupes, tengo un plan" fueron sus palabras.

El velo que cubría a Justify de los ojos del mundo hípico estaba a punto de ser quitado.

(Continuará en aproximadamente una semana, con la segunda entrega: "Corriendo contra la historia").