Corría el año 2008, y para principios de junio iban hacer treinta años desde que la hípica norteamericana no veía a un potrillo consagrarse triple-coronado. Cuando en marzo volví de unas largas vacaciones -sin Internet ni computadora-, me encontré con que el mundo hípico empezaba a encandilarse por el brillo de una nueva estrella: un potrillo con solamente dos carreras en su haber, que todavía no había competido en el ámbito jerárquico, y del que no se sabía siquiera si llegaría a integrar la gatera del Kentucky Derby. Un potrillo en el que, sin embargo, empezaban a vislumbrarse las destrezas de un verdadero campeón, y, por qué no, las de una posible leyenda. Un potrillo que, muchos decían, tal vez fuera digno de la legendaria Triple Corona.
Cuatro años han pasado desde su inesperado retiro, y, aún hoy, a pesar de su trágico y recordado Belmont Stakes, la estrella del fantástico Big Brown continúa irradiándonos con su brillo.
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Un zaino colorado con una pequeña mancha circular blanca bajo la paleta izquierda, Big Brown (Boundary y Mien, por Nureyev) nació a principios de 2005, y se crió en el Monticule Farm de Lexington, Kentucky.
Adquirido en abril de 2007 por U$S 190.000 por el empresario Paul Pompa, Jr. en las ventas de Keeneland para potrillos de 2 años en entrenamiento, el hijo de Boundary fue puesto bajo la tutela del cuidador Patrick Reynolds, con las esperanzas de que algún día pudiera convertirse en una aspirante al Kentucky Derby. Como pronto se vio, talento no le faltaba.
En setiembre de ese 2007 debutó en la pista de césped de Saratoga, ganando por increíbles 11 ¼ cuerpos sin derramar una gota de sudor bajo la monta de Jeremy Rose, y ya desde ese momento las ofertas no tardaron en llegar. De hecho, no fue mucho después que el ambiente se sacudió, cuando se supo que Pompa había aceptado vender el 75% de un potrillo que apenas había competido una vez al IEAH Stables por la suma de U$S 3 millones. Los nuevos dueños mayoritarios no tardaron en quitar al hijo de Boundary del establo de Reynolds, y pronto lo pusieron bajo el cuidado del polémico Rick Dutrow Jr., con el objetivo de que el potrillo pudiera llegar a competir al año siguiente en el histórico Kentucky Derby (Gr, 1).
Sin embargo, numerosos contratiempos, sobre todo lesiones en sus cascos delanteros, evitarían que Big Brown volviera a correr por el resto del 2007, y el potrillo de los 3 millones de dólares no tardó en caer en el olvido, muy por debajo en la lista de probables favoritos para la "carrera de las rosas". Pero eso no iba a ser por mucho tiempo.
Para la primera semana de marzo de 2008, el zaino volvía a encontrarse en buen estado, y así lo demostraban sus trabajos matutinos en el sur de Florida. Dutrow, convencido de que tenía bajo su cuidado un serio aspirante para el Derby, pero consciente a su vez de que empezaba a quedarse sin tiempo para obtener las ganancias suficientes para “clasificar” a la histórica carrera, decidió anotarlo en una condicional sobre 1600 metros en la arena de Gulfstream Park. Era un movimiento audaz, dado que el hijo de Boundary no competía en mucho tiempo, y que su única carrera hasta la fecha había sido en la grama; pero Big Brown no decepcionó, y montado por el experimentado Kent Desormeaux, se alejó con gran facilidad de sus rivales en la recta, para ganar por 12 cuerpos y obtener un muy buen Beyer Speed Figure de 104.
En una generación sin grandes figuras, el colorado del "botón" blanco en la paleta, que aún no había competido en el ámbito jerárquico y que necesitaba sí o sí de una victoria en el Florida Derby (Gr. 1) para poder ser uno de los 20 participantes del Kentucky Derby (Gr. 1), no tardó en catapultarse a lo más alto de las listas de favoritos de la mayoría de los expertos para el primer sábado de mayo. Y cuando, solamente 25 días después de aquella victoria en Gulfstream, Big Brown cruzó el disco del Florida Derby (GI) 5 cuerpos por delante de Smooth Air y de orejitas paradas, obteniendo un Beyer Speed Figure de 106, el favoritismo se tornó en algo casi prohibitivo.
Pocos eran los expertos que se animaban a buscarle "contras", porque resultaba obvio que no había potrillo en toda la generación con un talento similar al suyo. Sin embargo, los pocos que sí lo hacían, mencionaban que no sería otro caballo el que lo derrotaría a Big Brown, sino la propia falta de experiencia del pupilo de Dutrow. Ningún potrillo con tres o menos carreras previas al Derby había ganado la carrera desde 1915, y hasta la fecha solo habían sido cuatro los invictos en ganar la carrera. Por si esto fuera poco, el sorteo de partidores le deparó al hijo de Boundary el número 20, el más alejado de la baranda anterior y considerado como la peor posición de largada en la carrera; de hecho, solo un caballo en la historia de la carrera había vencido luego de largar en esa posición, y esto en la edición de 1929.
Sin embargo, no había nada que hiciera mermar la confianza de Dutrow, que por momentos era casi despreciativo para con los otros 19 potrillos. Y es que además de que las tabuladas y los números del nieto materno de Nureyev eran muy superiores a los del resto, los expertos pudieron constatar que tampoco parecía haber otro potrillo que se moviera mejor que el en las mañanas. Big Brown parecía flotar por sobre la arena de Churchill Downs en esos días previos al Derby, y cuando a falta de pocas horas para la carrera Dutrow expresó que "aún no he visto un caballo capaz de vencerlo", pocos se animaron a llevarle la contra.
Big Brown salió aquella soleada tarde de principios de mayo a la pista de Churchill Downs como uno de los mayores favoritos en la historia de la carrera. Y para cuando los "dos minutos más emocionantes en el deporte" hubieron terminado, su estatus de campeón no parecía haberse más que agrandado. Conducido excelentemente por Kent Desormeaux, el hijo de Boundary tuvo el trayecto soñado, y a poco de entrar en la recta final se alejó de sus rivales con extrema facilidad, para cruzar el disco de la carrera más famosa del mundo 4 ¾ cuerpos por delante de la potranca Eight Belles y el resto de los 18 competidores. Su Beyer Speed Figure de 109 fue significativamente menor que el 116 obtenido por Monarchos en la edición del 2001, pero con una diferencia: Big Brown ni siquiera estaba resoplando al terminar la carrera.
Que todavía se podía ganar más fácilmente que eso, el hijo de Boundary lo iba a demostrar dos semanas después, el día del Preakness Stakes (Gr. 1), la segunda gema de la Triple Corona. Llegó a la carrera precedido de un aura de leyenda y con un favoritismo superior al que había sabido ostentar en el mismo clásico el mítico Secretariat en 1973; y, nuevamente, no decepcionó.
Corriendo cerca de los líderes durante todo el trayecto, Big Brown tomó la punta al ingresar en la recta de Pimlico ante un imperceptible movimiento de manos de Desormeaux. Cuatro segundos después, ya llevaba 5 cuerpos de ventaja sobre su más cercano escolta, el bueno de Macho Again, que dejaba el alma para mantener el ritmo de un potrillo que parecía llegado de otra galaxia. Primero una, y luego otra vez Desormeaux miró por debajo de su brazo para asegurarse de que la carrera estaba liquidada, y a falta de 100 metros para el disco ya estaba frenando a su conducido, que recorría los últimos tramos de la carrera de orejas paradas, al tiempo que el relator Tom Durkin exclamaba shockeado "¡Nadie nunca ha llegado siquiera cerca de Big Brown!".
Esa era la pregunta que nos hacíamos todos los aficionados durante las semanas previas a aquel recordado Belmont Stakes (Gr. 1) de 2008. Caballos fantásticos como Smarty Jones, Point Given, Barbaro o Afleet Alex habían arañado la gloria y dejado el corazón en la pista, solo para quedarse a un par de escalones de la cima del Olimpo. Ahora parecía que Big Brown, casi sin esfuerzo alguno, lograría obtener una corona que apenas meses atrás muchos expertos habían llegado a catalogar de imposible de ganar. "Este potrillo es realmente algo especial" dijo después de terminado el Preakness el ex-jinete Steve Cauthen, el último en ganar la Triple Corona a bordo de Affirmed en 1978. Y Paddy Gallagher, cuyo pupilo Yankee Bravo había llegado décimo del hijo de Boundary en dicha carrera, llegó incluso a expresar que "probablemente va a ganar el Belmont por más cuerpos que Secretariat". Tal era la confianza que se le tenía al nieto de Nureyev para obtener un cetro al que muchos llaman "el trofeo más esquivo de todos los deportes". Hoy, pasados los años, no me caben dudas de que, si todo hubiese con normalidad en esas tres semanas entre el Preakness y el Belmont, Big Brown lo hubiese logrado.
Sin embargo, el destino tenía otros planes.
Seis días después del Preakness, Dutrow detectó una pequeña rajadura en el vaso de la mano izquierda de Big Brown. Ian McKinlay, especialista en vasos, no tardó en reparar el problema, y a pesar de que Big Brown había estado tres días sin entrenar, Dutrow y los allegados del potrillo pronto negaron que la pequeña rajadura fuera a tener alguna influencia en la carrera. Por varios días, sin embargo, las dudas inundaron al mundo hípico.
Pero a medida que el Belmont se fue acercando las noticias sobre el estado de Big Brown empezaron a ser cada vez más alentadoras, y pronto todo volvió a la normalidad. Cuando llegó el día, todo parecía indicar que, finalmente, y exactamente 30 años después, el mundo volvería a ver a un potrillo obtener la Triple Corona.
Sin embargo, desde que se abrieron las gateras aquel recordado 13 de junio de 2008, todo lo que podía salir mal salió mal.
Ya desde la largada se podía ver que Big Brown, que había partido desde la baranda interior, no corría tan tranquilamente como de costumbre. Desormeaux intentaba visiblemente apaciguar al potrillo, que a los pocos metros de largar tuvo un pequeño tropiezo con las patas traseras del puntero Da'Tara. Luego intentó separarlo de la baranda, y cuando trataba de guiarlo por afuera, el caballo, perceptiblemente tenso, volvió a tocar sus cascos delanteros, esta vez contra las patas traseras de Tale Of Ekati. Después, por un breve período de tiempo, todo transcurrió con cierta tranquilidad.
Pero ya en el último codo, faltando 600 metros para el disco, cuando ya se veía claramente que Big Brown no respondía a los estímulos de su jinete, todos supimos que algo andaba horriblemente mal. El supuesto caballo perfecto no encontraba los suficientes restos para mantener el ritmo del desconocido Da'Tara, y mucho menos para acercársele. Desormeaux se movía desesperado arriba del potrillo, pero Big Brown estaba tercero, a 4 cuerpos del puntero, y parecía exhausto. Pronto se vio que los que venían desde el fondo lo empezaban a sobrepasar, y fue entonces cuando sucedió lo impensado: Desormeaux, a pocos metros de entrar en la recta final de la carrera más importante de su vida, frenó a Big Brown. Y mientras Da'Tara cruzaba el disco del Belmont Stakes (GI) más de 5 cuerpos por delante de Denis Of Cork y seis otros potrillos de 3 años, el hijo de Boundary recorría la recta a paso cansino, más de trescientos metros por detrás. Nuevamente, los sueños de Triple Corona habían llegado a su final menos esperado.
Muchas son las cosas que se dijeron de ese día, pero poco se supo. Desormeaux nunca dejó de expresar que sintió que "no tenía caballo", y que por lo tanto decidió no arriesgarlo a lesionarse. Él, más Dutrow, que durante toda la Triple Corona se había ido convirtiendo en una especie de boxeador bravucón, y que había llegado incluso a admitir haber usado esteroides en Big Brown, fueron masacrados por la prensa y el público, y acusados de la derrota del potrillo.
Big Brown corrió sólo dos veces más luego del Belmont, pero nunca volvió a exhibir el brillo de sus tardes más gloriosas. Dos meses después de la primera derrota de su carrera, ganó el prestigioso Haskell Invitational (Gr. 1) en Monmouth Park, pero tuvo que esforzarse al máximo para doblegar al modesto Coal Play en los últimos metros. Y un mes después, en la que sería la última actuación de su campaña, venció por apenas un pescuezo a Proudinsky en el Monmouth Stakes, corrido sobre 1800 metros en el césped. Al poco tiempo de esa victoria, cuando ya se especulaba de una épica carrera contra el "Caballo del Año" Curlin en la Breeders' Cup Classic (Gr. 1) de Santa Anita Park, Big Brown se lesionó uno de sus vasos traseros durante un entrenamiento, y se anunció su retiro permanente de las pistas. Hoy en día, se encuentra prestando servicios en el prestigioso Three Chimneys Farm de Lexington, Kentucky.
Se retiró con 7 victorias en 8 presentaciones, 4 de ellas de Grupo 1, y como uno de apenas cuatro potrillos en ganar el Kentucky Derby (GI) y el Preakness Stakes (GI) en forma invicta. Y a principios de 2009 se le entregó el premio de "Mejor Potrillo de 3 Años" de la temporada 2008 casi en forma unánime.
Pero más allá de los números y los trofeos, lo que Big Brown dejó atrás en aquella inolvidable Triple Corona fue una demostración de talento pocas veces visto en una pista de carreras, y la certeza de que, de haber corrido más, nada lo hubiera alejado de la gloria eterna.
Yo te recuerdo, Big Brown.
siempre pense que a big brown se le habian suministrado esteroides(en usa creo que estan permitidos)pero nunca habia leido que Dutrow habia aceptado que se los habia dado a big brown...los esteroides al principio de las campañas hacen que los potros rindan mas,pero todo LO QUE SE GANA ARTIFICIALMENTE LUEGO SE PIERDE NATURALMENTE,y eso posiblemente le paso a Big Brown como asi le pasa a muchos potros sudamericanos que al principio de sus campañas son balas y luegon o bien se lesionan o terminan siendo corderitos
ResponderEliminarno puedo editat la respuesta....cuando digo que asi les pasa a muchos potros sudamericanos en realidad quise escribir AMERICANOS....pero bueno...en sudamerica tambien se usan esteroides,asi que tambien lo que dije vale para ellos
EliminarGracias por los comentarios, Carlos, me alegro que te haya gustado la pagina. En cuanto a lo de Big Brown y el uso de esteroides, había empezado como un rumor previo a la Triple Corona de aquel año, pero Dutrow lo confirmaría unos días antes del Preakness. A continuación te paso el link con el artículo original (en inglés): http://afp.google.com/article/ALeqM5j1CWGSMLUY_q0ssCPD8hgDfiOmNw
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