lunes, 26 de mayo de 2014

Recordando... Afleet Alex

En 2005, apenas un año después del intento de Triple Corona de Smarty Jones, y solo unos meses antes del surgimiento del recordado Barbaro, un potrillo pequeño y poco atractivo, pero con uno de los corazones más nobles que se recuerden, revolucionaría nuevamente al mundo hípico. Su nombre era Afleet Alex, y, en esa primavera de 2005, al igual que Funny Cide dos años antes y que el ya nombrado Smarty Jones, volvería a demostrar que, al menos en el turf, los campeones pueden llegar a surgir del lugar menos esperado.

Nacido en un desconocido establecimiento en Florida, el potrillo casi había perdido la vida antes de siquiera dar un paso. Y luego, al ser considerado demasiado feo como para ser exitoso, sería comprado y vendido en más de una ocasión. 

Sin embargo, una vez que el zaino fuera puesto a correr en una pista, el caballo iba a demostrar que su talento no tenía igual, y pronto todo el país, e incluso el mundo, estaría hablando de sus electrizantes corridas. Y aunque por esas cosas del destino la mítica Triple Corona le sería esquiva, en los doce meses que duró su corta carrera, Afleet Alex dejaría un legado imborrable.

Ésta es su magnífica historia; espero que les guste.


***


Su nombre era Afleet Alex, y había nacido el 9 de mayo del año 2002, en un establecimiento de Ocala, Florida, propiedad de John Martin Silvertand. Silvertand, un ex-piloto inglés de la R.A.F. que años atrás también había trabajado años conduciendo el jet privado del famoso grupo de rock Fleetwood Mac, llevaba el turf en las venas; de hecho, su familia había construido y administraba el hipódromo inglés de Southwell, cerca de Nottinghamshire. Tal vez por eso, fue que, cuando en 1990 John se mudó a los Estados Unidos, una de las primeras cosas que hizo fue comprar algunas yeguas de carrera, y el establecimiento donde ahora vivía junto con su esposa Carolyn y su hija de 9 años, Lauren, que había sido adoptada por el sexagenario matrimonio en Rumania. Sería allí, en aquellas praderas de Ocala, donde también, aquel día primaveral de 2002, iba a nacer el potro por el que Silvertand pasaría a la historia.

Era un hijo del joven y hasta entonces desconocido padrillo Northern Afleet, que en sus días de corredor había ganado algunas carreras de grupo 2 y figurado en clásicos de grupo 1 sobre la milla. Y su madre Maggy Hawk, una de las primeras yeguas que había comprado Silvertand al llegar a Norteamérica, era una hija del múltiple ganador de grupo 1 Hawkster, que aún al día de hoy mantiene el récord mundial para 2400 sobre césped.

El potrillo nació sano, y no tardó en ponerse de pie, lo que siempre era una buena señal. Sin embargo, su madre, que no había tenido problemas con sus anteriores crías, no quería saber absolutamente nada con él, y se negaba a producir leche para amamantarlo. Esto era una pésima noticia, ya que, al no tomar leche el recién nacido tampoco recibía calostro, un anticuerpo sin el cual las crías solo tienen un 10% de probabilidades de sobrevivir.

Lauren Silvertand alimentando a un pequeño Afleet Alex
Silvertand, desesperado ante la situación de perder a un potrillo, se vio obligado a salir en busca de una madre sustituta que fuera capaz de alimentarlo. Pero el tiempo que llevaba buscar una yegua y trasladarla al establecimiento iba a ser de al menos diez días, y la cría no podía pasar tanto tiempo sin recibir calostro.

Fue entonces cuando Lauren, la hija de Silvertand, se encargó de esterilizar una botella de cerveza Coors Lite, para luego alimentar al potrillo con leche ella misma. No era lo mismo que beber la leche de su madre, pero, en contra de todos los pronósticos, Afleet Alex creció fuerte y sin problemas, demostrando ya desde pequeño lo que todos sabrían con los años: que era un luchador.

Dos años después, a principios de 2004, mientras Afleet Alex recién empezaba a aprender a correr, cinco amigos de la zona de Philadelphia decidieron comprar un caballo de carreras. Uno de ellos, Chuck Zackney, que era el que más sabia de caballos, tenía una buena relación con Tim Ritchey, un joven entrenador de la zona que en aquel momento estaba establecido en Delaware Park. En abril, Zackney se juntó con Ritchey, y le pidió si podía conseguirles un buen potrillo, algo que les permitiera disfrutar de buenos ratos entre amigos y familia. Ritchey aceptó, y un mes después, en mayo de 2004, compró al hijo de Northern Afleet en las ventas de Fasig Tipton para potrillos de 2 años en entrenamiento, en el hipódromo de Timonium.

El entrenador sabía la historia del caballo, y así se la contaría años después al periodista Steve Haskin: “John Silvertand había perdido al potrillo en un lanzamiento de moneda fruto a un previo acuerdo de crianza con otro criador, John Denver. Por ese entonces el potrillo ya era considerado un “patito feo”, y a los pocos meses Denver lo vendió en privado por U$S 150.000 a Joseph Allen. Lo domaron y lo mandaron a entrenar, pero los mismos asesores que habían impulsado a Allen a comprarlo fueron quienes le aconsejaron deshacerse de él. Y ahí estaba, en las ventas de Fasig Tipton.”

“Lo encontré muy atlético e inteligente; era un caballo muy tranquilo” agregaría el entrenador: “Los otros potrillos se movían asustados e iban dando saltos por ahí. El simplemente estaba quieto como una estatua, y miraba a los demás caballos como diciendo: "¿qué diablos hacen?" Eso realmente me impresionó”.

Ritchey estaba dispuesto a desembolsar U$S 125.000 para quedarse con el potrillo; sin embargo, eso no fue necesario, ya que solo había una sola persona pujando con él. Para su asombro, el entrenador de Delaware Park se lo quedó por U$S 75.000, la mitad del valor por el cual su anterior dueño lo había comprado, y unos cuantos miles de dólares menos de lo que Ritchey estaba dispuesto a pagar.

Cash Is King Stables tenía su primer caballo.

Pero aunque los cinco amigos de Philadelphia tenían un buen potro, como los trabajos matutinos de Afleet Alex no tardaron en demostrar, había un par de ellos que, en el fondo, dudaban de las capacidades del desconocido entrenador que Zackney había contratado. "¿Cómo dijiste que se llamaba?" le preguntaban a Zackney, al tiempo que se preguntaban por qué no podrían haber enviado a su potrillo con D. Wayne Lukas o Bobby Frankel, verdaderas leyendas del deporte.

Pero cuando Afleet Alex, montado por un joven desconocido llamado Jeremy Rose, ganara sus dos primeras carreras en Delaware Park, por 11 1/4 y 12 cuerpos respectivamente, las cosas empezarían a cambiar.

La facilidad con la que el potrillo había dominado a sus rivales en esas dos carreras -en ninguna había sido siquiera exigido por Rose-, sumado a los excelentes tiempos que había marcado en ambas, hacían creer que el pequeño zaino era demasiado bueno para un hipódromo regional como Delaware Park. Por eso, Ritchey no lo dudo, y comenzó a trazar un plan para sacarlo de aquella pista desconocida, y ponerlo a competir ante los mejores pura sangres de su generación.

De este modo, a mediados de julio, luego de que el caballo ganara su segunda carrera, el entrenador decidió trasladarlo al mítico hipódromo de Saratoga, en el norte del estado de Nueva York, donde desde tiempos inmemoriables compiten los mejores potrillos de 2 años de Norteamérica. Si todo salía según lo planeado por Ritchey, "Alex" empezaría por correr en el Sanford (Gr. 2) a fines de julio y el Hopeful (Gr. 1) en agosto, ambos en ese hipódromo, para luego viajar a Belmont Park a correr en el Champagne Stakes (Gr. 1), que era a principios de octubre. Finalmente, si no surgían imprevistos y el hijo de Northern Afleet demostraba estar a la altura, cerraría el año participando del Breeders' Cup Juvenile (GI), la carrera para potrillos de 2 años más importante del planeta.

El día del Sanford, corrido sobre 1200 metros en Saratoga, Afleet Alex sería cotizado favorito de la carrera, pagando $3,00. Los comentarios acerca de ese petiso volador que pintaba para crack ya se hacían escuchar entre los turfmans, pero muchos eran cautos, sobre todo porque el caballo no había vencido a rivales muy renombrados en Pennsylvania, y porque ninguno de sus allegados (ni sus dueños, ni su jinete, ni su entrenador), eran conocidos más allá de los circuitos regionales. Como mencioné anteriormente, Saratoga era la "meca" de los potrillos de 2 años en Norteamérica, y el salto de calidad que tendría que pegar Afleet Alex para vencer a sus rivales del Sanford tendría que ser grande.

Montado nuevamente por Rose, que había viajado ese día desde Delaware, el zaino largó bien, aunque nunca se había caracterizado por tener mucha velocidad en el inicio. Ya a los pocos metros, el lote se empezaría a estirar, y Afleet Alex quedaría ubicado en el en medio del lote de 11 competidores, detrás del líder Lunarpal y de cuatro potrillos más. Éstos volaban en la punta, y presionándose mutuamente, pasaron los primero 400 metros en rápidos :22.29, mientras que el zaino de Ritchey, con un sereno Jeremy Rose encima, esperaba en la sexta ubicación, a más de 4 cuerpos.

Ganando el Sanford Stakes en tiempo record
Así entraron en el codo, con varios competidores disputándose el primer lugar. Sin embargo, a medio codo, cuando aún faltaban 600 metros de carrera, Afleet Alex, impaciente, empezó a pedirle rienda a su jinete, desesperado por tomar la delantera. Rose sabía que todavía era demasiado temprano, pero su conducido parecía estar con buenas energías, por lo que decidió abrirlo un poco para darle espacio, y le aflojó las riendas.

El zaino despegó, y, haciendo muestra de la increíble aceleración que con el tiempo se volvería su marca registrada, rodeó a los cinco rivales que tenía adelante en menos de 100 metros, a pesar de haber corrido cinco cuerpos abierto de la baranda interior, y de no haber sido siquiera exigido por su jinete. Antes de haber entrado en la recta, ya era el puntero de la carrera por medio cuerpo.

El hecho de haber corrido tan abierto durante el codo, sumado a que su aceleración había sido demasiado temprano en la carrera, hacía pensar que Afleet Alex, como cualquier caballo normal, sentiría el cansancio en la recta final. Y de hecho, eso fue lo que pareció en un principio, cuando los rivales a los que acababa de pasar como una bala, se le vinieron a los pocos metros de haber ingresado al derecho.

Pero, como pronto iba a verse, aquel petiso estaba lejos de ser un potrillo normal.

Ni bien pasaron el palo de los 200 metros para el disco, el relator de Saratoga Tom Durkin, expresó que la carrera "estaba para cualquiera", pues eso era lo que todo el mundo pensaba. Sin embargo, en un hecho tan increíble como inusual, Afleet Alex, tras recibir el primer latigazo de su vida por parte de Rose, aceleraría por segunda vez. "Afleet Alex...¡Aclerando! ¡En forma sorprendente!" exclamaría Durkin, impresionado: "Se está despegando, para liderar por 2 1/2 cuerpos!" agregaría, mientras el hijo de Northern Afleet se encaminaba casi sin esfuerzo hacia su primera victoria clásica, dejando a los jinetes de sus rivales, que segundos antes habían pensado que ya lo tenían, completamente atónitos. Cuando llegó al disco, 5 1/4 cuerpos adelante del segundo, no solo había corrido los últimos 400 metros de la carrera en fantásticos :23.74, sino que había establecido un nuevo tiempo récord para la carrera (1:09.32), quebrando así el registro establecido por Executioner 34 años antes.

Pronto, no había turfman en el país que no hubiera escuchado el nombre de Afleet Alex, y las ofertas por el que una vez fuera un "patito feo" empezaron a llover: primero por U$S 1 millón, y cada vez más altas, hasta llegar incluso a los U$S 2 millones. Sin embargo, los socios de Cash Is King Stables, de común acuerdo, concordaron en que, si la idea desde el principio había sido divertirse, entonces no había necesidad de tornar aquello en un negocio. Sin siquiera mirar la cantidad ofrecida, rechazaron todo lo que se les puso sobre la mesa, y se dedicaron a disfrutar de su naciente estrella.

El día del Hopeful, pasando a sus rivales sobre el disco
El potrillo no los defraudó, y, en su siguiente salida a pista, sobre una cancha que parecía una piscina, ganó el Hopeful por un pescuezo y guapeando de lo lindo.

La carrera había sido una pesadilla en su mayor parte, pues el zaino, que nunca antes había corrido en el fango, no se sintió nada cómodo cuando el barro levantado por las patas de los punteros empezó a golpearlo en los ojos y la cabeza. De hecho, en el momento en el que Jeremy Rose tuvo que empezar exigirlo con la fusta, incluso antes de entrar en la recta, todos pensaron que iba a sufrir la primera derrota de su vida.

El jinete logró abrirlo cuando apenas quedaban 350 metros por correr, y aunque Afleet Alex pareció recuperar la compostura, aún le quedaba mucho terreno por descontarle a los dos punteros si quería mantener su invicto. Poco después de entrar en la recta, el zaino los tenía a más de 6 cuerpos, y a pesar de lo mucho que Rose lo exigía con el látigo en el anca derecha, no parecía estarse acercando.

Entonces, cuando faltaban solo 150 metros para el disco, Rose cambió la fusta de mano, y empezó a castigar a Afleet Alex en el lado izquierdo. El potrillo, que nunca antes había sentido el látigo en ese lugar, reaccionó instantáneamente al estímulo, abriéndose de repente hacia la derecha, como asustado, pero también acelerando en forma impresionante. Rose, viendo como el caballo empezaba a acortar distancias con los punteros a pasos agigantados, le dio un par de fustazos más de ese lado, obligándolo a mantener la aceleración. Y luego, cuando vio que el animal ya había tomado el impulso necesario, volvió a cambiar la fusta de mano, obligándolo a cerrarse sobre los punteros con un par de golpes en el anca derecha.

A falta de 70 metros, Afleet Alex aún seguía tercero, a 1/2 cuerpo del segundo, y a casi 2 del puntero Devils Disciple. Sin embargo, por ese entonces ya había agarrado tanta velocidad, que, incluso antes de que el potrillo pasara a sus dos rivales, Rose ya había escondido la fusta, impulsándolo solamente con sus brazos. En el disco, sería la victoria por menor margen en la joven vida de Afleet Alex, pero no por eso menos impresionante que sus demás triunfos.

Ya consagrado en el máximo nivel, y considerado por la enorme mayoría de los expertos como el mejor potrillo del país, el hijo de Northern Afleet terminaría su campaña ese 2004 con las dos primeras derrotas de su carrera.

En el Champagne de Belmont Park, en el que Afleet Alex se enfrentaba a la otra estrella juvenil de Saratoga -el también invicto Proud Accolade-, el caballo se vio atascado entre muchos rivales en la recta, y cuando Jeremy Rose por fin pudo liberarlo, su arremetida llegaría demasiado tarde. A pesar de que el zaino, que había sido cotizado amplio favorito por encima Proud Accolade, era una bala en los metros finales de la recta, no le iba a alcanzar, y llegaría a ¾ de cuerpo del mencionado hijo de Yes It's True, perdiendo así su invicto.
En el Champagne, Afleet Alex sería derrotado por el invicto Proud Accolade
Y en el Juvenile, corrido sobre la pista de Lone Star Park, en Texas, el inexperiente Rose se vería superado tácticamente por un experto como el italiano Frankie Dettori. Pensando que sus mayores rivales eran los favoritos Roman Ruler y Proud Accolade, el joven jinete se olvidó del desconocido Wilko, que pagaba más de $28 a ganador. De este modo, ni bien entraron en la recta, y al ver que Proud Accolade ya no tenía chances, Rose pensó que sus únicos obstáculos para obtener la victoria eran los punteros, Roman Ruler y Sun King, y obligó a Afleet Alex a batallar con ellos por el primer puesto. El potrillo, como de costumbre, guapeó valientemente; sin embargo, cuando faltando apenas 150 metros ya parecía que la victoria sería suya, Wilko apareció por afuera como por arte de magia. La arremetida del hijo de Awesome Again sería demasiado para el pupilo de Ritchey, que iba a terminar llegando al disco segundo, a poco menos de 1 cuerpo del vencedor.

No había sido el final de temporada que Ritchey y los socios de Cash Is King habían soñado. Y a pesar de que Afleet Alex había sido el pura sangre de su generación que más dinero había ganado en la temporada -cerca de U$S 600.000-, el petiso terminaría perdiendo el cetro de "Mejor Potrillo de 2 Años" ante el invicto Declan's Moon.

Pero, si bien siempre era doloroso perder un premio como ese, tanto Ritchey como los dueños del potrillo sabían que su mayor objetivo, el mítico Kentucky Derby, seguía estando al alcance de sus manos. De hecho, a pesar de sus dos derrotas al cierre de la temporada 2004, al empezar el año siguiente Afleet Alex era uno de los mayores favoritos de los expertos en la previa de la carrera.

Todos los inviernos, Ritchey solía trasladar su establo a Oaklawn Park, en Arkansas, la pista que se había hecho más conocida por ser el lugar en donde Smarty Jones había corrido sus preparatorias para el Derby del año anterior. Hacia allí sería llevado Afleet Alex luego del Juvenile, para que, luego de unos meses de merecido descanso, el caballo empezara a prepararse para el Kentucky Derby.

Llegando segundo de Wilko en el Juvenile
Iba a ser por ese entonces, cuando Afleet Alex ya se encontraba radicado en Oaklawn Park, que Ritchey iba a realizar un cambio drástico en el entrenamiento de su potrillo estrella; un cambio que lo transformaría en el centro de las burlas de los demás cuidadores, pero que, como el futuro demostraría, iba a ser determinante en el éxito del caballo.

Luego de darse cuenta que el exceso de energías del hijo de Northern Afleet hacía que se aburriera estando tanto tiempo quieto en el box, el joven entrenador, tras meditarlo largamente, decidió empezar a sacarlo a la pista dos veces por día en vez de una, algo totalmente inédito. Por las mañanas lo hacía dar un par de vueltas a la pista, lo que le aumentaba la resistencia, y por la tarde lo trabajaba en partidas rápidas, ejercitando su velocidad.

"Obviamente, no es algo que se pueda hacer con cualquier caballo, pero a él realmente lo ha beneficiado este método" explicaría Ritchey, para luego, ya en tono de broma, comentar que: "Hubo incluso un par de entrenadores en Oaklawn que se me acercaron y me dijeron: ‘Amigo, tienes dos potrillos casi idénticos’."

Afleet Alex no iba a estar pronto para el día del Southwest Stakes, el primero de los 3 clásicos preparatorios para el Derby que ofrecía Oaklawn Park. Por lo tanto, el potrillo tendría que comenzar su campaña como 3 años un poco después, más exactamente a principios de marzo, corriendo el Mountain Valley Stakes, un clásico listado sobre 1200 en la misma pista. El hijo de Northern Afleet, montado como siempre hasta entonces por Jeremy Rose, ganaría fácil por 2 3/4 cuerpos en un tiempo de 1:09.52, y obteniendo un excelente Beyer Speed Figure de 106, lo que hacía presagiar que había vuelto de su descanso invernal en mejor estado que nunca.

Pero aunque todo iba de maravilla, para la siguiente carrera del caballo, el Rebel Stakes (Gr. 3), corrido dos semanas después sobre 1700 metros, Ritchey y los socios de Cash Is King iban a tomar una decisión díficil, pero lógica: reemplazar al joven e inexperiente Jeremy Rose, que estaba completamente enamorado de Afleet Alex, pero que cuyo talento era limitado, por el exitoso John Velazquez, considerado por muchos como el mejor jinete del país.

Ganando el Mountain Valley en su primera salida del 2005
Sin embargo, a pesar de que el cambio de monta para el Rebel parecía sensato y de que todos esperaban una fácil victoria del Afleet Alex, el zaino sufriría una derrota tan inesperada como contundente, llegando último a más de 12 cuerpos del ganador Greater Good.

Todo había parecido ir de forma normal durante gran parte de la carrera, con Afleet Alex persiguiendo al puntero Rockport Harbor durante toda la recta opuesta y el último codo. Pero cuando, faltando 500 metros Velazquez había empezado a exigir al gran favorito para que se acercara al líder, el caballo, a pesar de dejarlo todo, no había logrado acortar distancias. Luego, ya en la recta, y para el asombro de todos los presentes, el hijo de Northern Afleet no sólo no aceleraría, cosa que era su costumbre, sino que sería pasado por todo el resto del lote. Cuando llegó al disco, último y a paso de tortuga, no eran pocos los que pensaron que estaba seriamente lesionado, y que probablemente había quedado descartado de cara al Derby, para el que faltaban menos de 2 meses.

Pero los análisis realizados luego del Rebel dieron como resultado que Afleet Alex sufría de una infección pulmonar, lo que, a pesar de haber causado su mal desempeño en la carrera, podía solucionarse con una semana de antibióticos.

Ritchey se encargó del problema, y, cuando el potrillo volvió a los entrenamientos con energías, decidió anotarlo en el Arkansas Derby (Gr. 1), corrido a mediados de abril sobre 1800 metros. El único problema era que John Velazquez, dejando de lado a Afleet Alex, había optado por correr al cotizado Bandini en el Bluegrass Stakes (Gr. 1), corrido el mismo día en Keeneland. Ésto dejo a Ritchey y a los dueños del caballo en medio de una encrucijada: podían volver con Jeremy Rose, o apostar por otro jinete de renombre.

Finalmente, iban a terminar volcándose por Rose; el joven de Pennsylvania no solo había desarrollado una especie de vínculo espiritual con Afleet Alex, sino que había sido el primero en ir a visitarlo luego de su derrota en el Rebel. Además, si de algo estaban seguros Ritchey y los propietarios del zaino, era de que Rose nunca se les iba a ir con otro caballo si las cosas no marchaban bien.

Fue así que, a mediados de abril, Afleet Alex, montado nuevamente por Jeremy Rose, volvería a las pistas, en la que iba a ser su última carrera antes del Kentucky Derby de aquel año. Y aunque el público esperaba que el potrillo estuviera recuperado -de hecho, lo hicieron el favorito de la competencia por sobre el ganador del Rebel, Greater Good, y sobre el prometedor Flower Alley-, lo que seguro no esperaban era que el hijo de Northern Afleet fuera a correr el mejor Arkansas Derby de todos los tiempos.

Tras largar bien, el nieto de Hawkster se ubicaría quinto en los tramos iniciales de la competencia, a más de 4 cuerpos del líder Baston Challenge, que establecería parciales moderados de :23.03 y :47.91 para los 400 y 800 metros respectivamente. Así se mantendría la carrera durante toda la recta opuesta y una parte de la curva. Pero, como en el día del Sanford unos meses atrás, llegaría un momento en que la impaciencia de Afleet Alex sería demasiado para su jinete. A medio codo, todavía con 550 metros por correr, Rose, con los brazos casi acalambrados de tanto aguantarlo, decidiría soltarle las riendas a su conducido, que, haciendo uso de la electrizante aceleración por la que siempre será recordado, despegaría como un cohete.

A pesar de correr más de cuatro cuerpos alejado de la baranda interior, Afleet Alex demoraría apenas 100 metros en rodear a los cuatro rivales que tenía adelante, y, cuando ingresara a la recta, ya tendría una ventaja de 1 cuerpo sobre Canteen, que en ese momento estaba segundo. Pero, al igual que en el Sanford, luego de ver ese movimiento no fueron pocos los que pensaron que el potrillo estaba completamente "cocinado": no había pura sangre vivo capaz de correr tan rápido en el codo y luego aguantar el ritmo en la recta.

Ganando uno de los mejores Arkansas Derby de la historia
Pues bien, para el estupor de todos los espectadores que habían llenado Oaklawn Park, Afleet Alex no solo aguantaría el ritmo, sino que lo agilizaría.

Ni bien hubo ingresado en la recta, y aún sin haber sido tocado por la fusta, el hijo de Northern Afleet cambió de mano y, acelerando nuevamente, dejó a Canteen y a Flower Alley -que empezaba a arremeter- en su estela de arena. En 150 metros les sacó cinco cuerpos, que unas pocas yardas más adelante se transformaron en seis, y luego en siete. Y mientras el histórico relator de Oaklawn Park Terry Wallace comentaba que aquel era "uno de los Arkansas Derby más impresionantes en la historia", el pequeño zaino continuaba estirando diferencias a cada segundo, corriendo furiosamente hacia el disco a pesar de que ya había dejado de ser exigido hacía rato.

En la línea de llegada, serían 8 cuerpos exactos los que separarían a Afleet Alex de su escolta Flower Alley, que era un caballo espectacular -de hecho, más adelante en la temporada ganaría fácilmente el histórico Travers Stakes (Gr. 1), para luego llegar segundo a sólo 1 cuerpo del "Caballo del Año" Saint Liam en el Breeders' Cup Classic (Gr. 1)-, pero que esa tarde se había topado con un pura sangre distinto, especial, como lo era el gran hijo de Northern Afleet.

Y si la carrera del pupilo de Ritchey ya había sido espectacular a simple vista, cuando mas tarde se publicaran las gráficas oficiales, los aficionados tendrían una razón más para sorprenderse, pues el caballo había corrido los últimos 200 metros de la competencia en un tiempo casi irreal, :11.74. De hecho, de no haber sido por los lentos parciales iniciales de la carrera, Beyer Speed Figure de 108 que había obtenido -que ya de por sí era notable-, hubiese sido aún mejor.

Pero aunque hoy pueda sonar increíble, y más aún sabiendo lo impresionante que fue aquel Arkansas Derby, lo cierto es que Afleet Alex no fue el favorito de aquella edición del Kentucky Derby. Es más, pagando $4,50, el hijo de Northern Afleet ni siquiera estuvo cerca de pagar lo que el favorito de la carrera, y los expertos hípicos que estaban en desacuerdo se contaban con los dedos de una mano.

Porque, por muy bueno que pareciera Afleet Alex en la previa de aquel Derby, por aquellos días todo parecía girar en torno al que muchos consideraban como el futuro superhorse de la hípica norteamericana: Bellamy Road.

Un caballo gigantesco y oscuro, casi completamente negro, el imponente hijo de Concerto había ganado 4 de sus 5 carreras, todas en forma dominante, y llegaba a Kentucky tras ganar el Wood Memorial (Gr. 1) por 17 1/2 cuerpos, en la que fuera probablemente la mejor performance en un preparatoria al Derby de todos los tiempos. Porque además de que su margen de victoria había sido el más alto en la historia de la carrera, su tiempo para los 1800 metros (1:47.16) había roto el récord de pista de Aqueduct -ostentado desde 1972 por el legendario Riva Ridge-, y su Beyer Speed Figure de 120 sería el más alto en la historia para un potrillo de 3 años previo a la "Carrera de las Rosas". Tan impresionante había sido la actuación, que los términos "fenómeno", "imbatible" y hasta "futuro triple coronado" no demorarían en volverse comunes entre la prensa especializada.

Por si todo esto fuera poco, el potrillo, que había ganado su única otra carrera de ese año por 15 3/4 cuerpos, era propiedad nada más ni nada menos que de George Steinbrenner, un veterano multimillonario que desde hacía más de 3 décadas era el dueño de los New York Yankees. Steinbrenner, que por años había tenido pura sangres, había hecho de los Yankees una de las franquicias más exitosas en la historia de los deportes, y era considerado una de las personalidades más famosas y polémicas de Norteamérica. Ahora, con aquella "bestia" negra, buscaba una de las pocas cosas que en la vida se la habían hecho esquivas: el trofeo del Kentucky Derby.

El impactante Bellamy Road pintaba como la nueva gran estrella del turf
De no haber sido por la presencia de Afleet Alex entre los 20 participantes de aquel año, es probable que Bellamy Road hubiese partido como el mayor favorito en la historia del Kentucky Derby. Sin embargo, el pupilo de Ritchey le robaría algunos boletos al hijo de Concerto, que, a pesar de todo, aun saldría a la pista como el enorme favorito del público, pagando apenas $2,60.

Por aquel entonces, la prensa ya se había encargado de difundir la increíble historia de Afleet Alex, que hacía poco había sido agregada de un nuevo y emocionante capítulo, gracias a la vinculación del potrillo con el “Alex Lemonade Stand”. Un puesto de limonada creado en hacía cinco años por Alexandra “Alex” Scott, una niña de apenas 4 años que padecía de un cáncer terminal, el "Alex Lemonade Stand" tenía como objetivo recaudar fondos para la investigación de una cura para la enfermedad. Alex finalmente había fallecido a los 8 años en agosto de 2004, pero su madre, Liz, decidiría continuar con el puesto de limonada, con el objetivo de recaudar 1 millón de dólares.

Cuando, en la previa del Derby, Zackney y los otros dueños de Afleet Alex se enteraron de la fantástica historia de la niña, decidieron donar parte de las ganancias del "Alex" equino para la fundación, ayudando a difundir la historia de la difunta niña y su puesto de limonada. (De hecho, durante la Triple Corona de 2005 el ALS lograría rebasar holgadamente la suma de 1 millón de dólares que Liz se había propuesto recaudar.)

Por si todo esto fuera poco, John Silvertand, aquel que una vez había perdido en un lanzamiento de moneda al potrillo que su hija había alimentado con una botella de cerveza, también había sido diagnosticado con un cáncer terminal en 2003, y por los médicos le habían dicho que no viviría más de un año. Pero como el pequeño zaino al que había visto nacer, Silvertand había desafiado a la lógica, e increíblemente en 2005, dos años después de aquello, seguía con vida. Los socios de Cash Is King se habían enterado de su condición a fines del año anterior, y desde ese entonces lo habían invitado a todas las carreras de Afleet Alex, haciéndolo sentirse parte de aquello. Y a medida que la campaña del potrillo progresaba, el criador había decidiría cortar con la quimioterapia, dejándolo todo “en manos de Dios”, para poder disfrutar de aquella experiencia como era debido. "No hay forma de que yo deje este mundo, al menos mientras Afleet Alex siga corriendo" diría emocionado el criador inglés que, la tarde del 7 de mayo de 2005, sentado en uno de los palcos de Churchill Downs, vería cumplido su sueño de tener un potrillo criado por él corriendo en la carrera más famosa del mundo.

Si Afleet Alex hubiese ganado aquel Derby, hoy, ya sabiendo lo que luego sucedería luego en el Preakness y en el Belmont, me animaría a afirmar que el hijo de Northern Afleet se hubiese probablemente convertido en probablemente el pura sangre más mediático y legendario de todos los tiempos, tal vez más incluso que el mismísimo Secretariat. El poder emocional de su historia era simplemente increíble, y el talento y las aceleraciones del potrillo estaban a la altura.

Sin embargo, como siempre se dice, el Kentucky Derby, al ser una carrera tan atípica y con tantos participantes, no siempre es ganado por el mejor caballo. Ese año, la cosa fue tal cual.

Porque Afleet Alex, sin la mejor conducción por parte de Rose, que corría su primer Derby, vino demasiado cerca del puntero Spanish Chestnut, una "liebre" del talentoso arremetedor Bandini, que corrió algunos de los parciales más rápidos en la historia de la Carrera de las Rosas.

Spanish Chestnut voló al inicio de aquel Derby, llevándose consigo a varios
Tanto Spanish Chestnut como Bandini eran propiedad de los magnates europeos Michael Tabor y Derrick Smith, cuyo establo, el famoso Coolmore Stud, era considerado el más exitoso de todos los tiempos a nivel mundial. Y aunque ambos potrillos estaban al cuidado de diferentes entrenadores -Spanish Chestnut con Patrick Biancone, y Bandini con Todd Pletcher-, y a pesar de que era sabido que Spanish Chesnut no tenía absolutamente ninguna chance de ganar el Derby, los propietarios del caballo obligarían a Biancone a anotarlo, con la anti-deportiva intención de "cocinar" a Bellamy Road -un reconocido puntero-, en favor de Bandini.

¿El resultado? Spanish Chestnut correría los primeros 1200 metros del Derby en 1:09.59, el segundo tiempo más rápido en la historia del Derby, dejando sin chances no sólo a Bellamy Road -que iba a seguirlo a menos de 2 cuerpos-, sino que también liquidando las posibilidades de Afleet Alex, que, a pesar de ubicarse undécimo en la recta opuesta, estaría a sólo 6 cuerpos de distancia. Para hacer las cosas aún peor, Rose, que luego admitiría no haberlo conducido en forma acertada, quiso guardar terreno a toda costa. Y en vez de hacer que el potrillo rodeara a sus rivales por afuera -que era a lo que estaba acostumbrado-, el joven jinete intentó abrirse un camino por el medio del lote, obligando en más de una ocasión a su conducido a frenar, doblar, esquivar rivales, y luego volver a arrancar.

Como siempre, Afleet Alex guapearía hasta el disco
Cuando Afleet Alex, ya en la recta y faltando solo 200 metros, por fin encontró una abertura, el cansancio de los golpes y de los rápidos parciales iniciales le había empezado a pasar factura. Y aunque el bravo petiso guapeó de lo lindo, lo que hizo pensar que podía llegar a ganar, desde el fondo del lote apareció Giacomo, que pagaba $50.30 pero que estaba fresco como una lechuga. Montado por el veterano y legendario Mike Smith, que lo había traído muy alejado del ritmo suicida impuesto por Spanish Chestnut, el tordillo pasaría de largo a Afleet Alex, y también al sorprendente Closing Argument, para ganar la carrera por 1/2 cuerpo.

Al igual que con Wilko en el Juvenile, el pupilo de Ritchey tendría que ver como un completo desconocido se aprovechaba de rápidos parciales iniciales para cerrarle las puertas de la gloria en las narices, y, a pesar de dejarlo todo, iba a terminar llegando tercero, a solo 1 cuerpo del ganador.

Bellamy Road, que se había quedado sin chances al correr tan cerca de los parciales iniciales, llegaría séptimo, a más de 7 cuerpos del ganador. Y Bandini, por cuya causa aquel Derby iba a pasar a la historia como una completa aberración, llegaría penúltimo, a más de 30 cuerpos. Y detrás de Spanish Chestnut.

Ya para el día del Preakness (Gr. 1), la segunda gema de la Triple Corona, corrido dos semanas después sobre 1900 metros en Pimlico, la historia sería diferente. Porque Afleet Alex y Jeremy Rose, que esta vez estaría brillante a lomos del zaino, nos regalarían una de las carreras más recordadas en la historia del turf.

Cotizado favorito por sobre Giacomo (Bellamy Road no correría ese día), el hijo de Northern Afleet sería traído más lejos de la punta en esta ocasión, más específicamente décimo, a casi 10 cuerpos del líder High Limit. Sin embargo, pasada la mitad del último codo, Rose, que lo había traído siempre abrigado a la baranda interior, le soltaría las riendas, y el pequeño zaino explotaría.

El rugido de la multitud record de 115.000 fanáticos que había colmado Pimlico al ver aquel movimiento fue ensordecedor. Ahí iba el bravo Afleet Alex, pasando a sus rivales por adentro como una bala: primero uno, después otro, como si los demás potrillos fueran estatuas y no los mejores del país. Pasó volando por al lado de Giacomo, el ganador del Derby, que batallaba inútilmente por mantener el ritmo, y después tuvo que abrirse para rebasar a High Limit, que empezaba a quedarse sin restos. Todavía no habían entrado en la recta, pero ya se podía ver que el pensionista de Tim Ritchey iba a ganar ese Preakness por un margen colosal. Solo quedaba por delante de él el talentoso Scrappy T, que acababa de tomar la punta segundos antes; pero eso iba a ser por poco.

Metros antes de entrar a la recta, Jeremy Rose guió a su potrillo hacia la derecha, con la intención de pasar por detrás de Scrappy T. El hijo de Northern Afleet estaba corriendo a casi el doble de velocidad que el cansado puntero, y, en ese momento, al igual que todo el resto del mundo, Rose debió pensar que tenía el Preakness en el bolsillo.

De pronto, sucedió lo inimaginable.

Ramón Domínguez, que montaba a Scrappy T, golpeó a su conducido con la fusta en el anca izquierda, y no pudo evitar que su potrillo se abriera inesperadamente hacia la derecha al verse sorprendido por el latigazo; pero mucho menos pudo Jeremy Rose, que más que conducir a un pura sangre parecía que conducía un cohete, evitar que Afleet Alex colapsara a 60 kilómetros por hora contra el flanco izquierdo del puntero.

El instante en que Afleet Alex, tras chocar con Scrappy T, se va abajo
El alarido de terror de la multitud debió de haberse escuchado desde la luna, al tiempo que hijo de Northern Afleet perdía el control de su cuerpo y rozaba con sus rodillas y hocico la arena de Pimlico. Su joven jinete, sorprendido por lo inesperado de la situación, solo pudo atinar a aferrarse con su vida a las crines del caballo. Y aunque pareció que iba a caer a la pista, sólo por uno de esos milagros de la vida, finalmente logró quedarse sobre las cruces del tenaz potrillo, que, manteniéndose increíblemente de pie, evito lo que pudo haber sido una de las peores catástrofes en la historia del turf.

Después, vendría lo más increíble de todo.

Afleet Alex, que había estado a solo milímetros de la muerte, y todavía con su jinete aguantando sobre los estribos, se puso de pie a la carrera, para el grito de los más de cien mil espectadores. Y luego, en una de las más fantásticas muestras de fuerza y guapeza vistas en la historia de los deportes, el corajudo petiso cambió de mano, acelerando como si recién hubiese largado, y yendo en busca de Scrappy T.

"Afleet Alex, boy does he have some heart!" exclamaba atónito el relator oficial de Pimlico, Dave Rodman, al ver como el valiente potrillo, todo cubierto de arena en su frente superior, empezaba a alcanzar nuevamente la línea de Scrappy T ya en la recta final. Después, a falta de 200 metros, Rose le pediría el resto; y el zaino, agachando la cabeza y golpeando el suelo furiosamente con sus cascos, aceleraría de nuevo, dejando atrás a su rival con pasmosa facilidad y encaminándose a una épica victoria.

“How much the best is he!” vociferaba Rodman, que ya no daba crédito a sus ojos, a medida que el sensacional potrillo y su joven jinete empezaron a estirar diferencias sobre Scrappy T en los metros finales: "Afleet Alex... AWESOME!".
Ganando un Preakness milagroso

Cuando llegó al disco, con Rose sobre sus cruces elevando su brazo derecho, celebrando tanto la victoria como el hecho de estar vivo, Afleet Alex le había sacado 4 1/2 cuerpos a Scrappy T y un atónito Ramón Domínguez. Más atrás, a 5 cuerpos, llegaría el tercero, Giacomo.

"Este potrillo correría sobre vidrios rotos si se lo pidiera" había dicho Rose el día antes de la carrera, sin imaginar que en aquel Preakness Afleet Alex iba a hacer por él algo mucho más increíble aún: "Tal vez, la pequeña Alex (Scott) me estaba sosteniendo con sus manos" agregaría, terminada la carrera, el emocionado jinete.

Y luego de la carrera, Silvertand, que había dudado en ir al hipódromo ese día por sentirse muy enfermo, se encontraba celebrando enfáticamente en el circulo de los ganadores: “Hay muchas cosas fantásticas de este mundo que no voy a llegar a ver; así que estoy muy agradecido de poder estar acá hoy”.


***


Tres semanas después de aquel Preakness, Afleet Alex ganaría el Belmont Stakes (Gr. 1) por 7 cuerpos de ventaja sobre Andromeda’s Hero, en una de las mejores actuaciones en la carrera de las últimas décadas. Y ese día, los extraños métodos de Ritchey no solo demostrarían haber sido útiles, sino que serían determinantes.

Porque en el segundo de los largos codos de Belmont Park, cuando todos los otros potrillos empezaban a sentir el cansancio de tan larga carrera, Rose se encontraba frenando a Afleet Alex, y esperando el momento necesario para dejarlo ir. Y porque cuando el jinete finalmente se decidió a aflojarle las riendas al hijo de Northern Afleet, poco antes de entrar en la recta, el pequeño zaino respondería instantáneamente, haciendo uso de toda la potencia, velocidad y resistencia que por tanto tiempo le había fomentado su sabio entrenador.
Venciendo en el Belmont a lo crack

Con una aceleración similar a la del Preakness, el nieto de Hawkster se abrió paso por entre los demás competidores casi sin esfuerzo, y, en el momento que pisaron el derecho humilló al ganador del Derby, Giacomo, que era el último rival que le quedaba por pasar.

"And Afleet Alex just ran right by Giacomo like he was standing still!" exclamaría sorprendido el relator Tom Durkin, cuando, en un pestaneo, el diminuto zaino le sacara 5 cuerpos al tordillo: "Afleet Alex opening up...what a TREMENDOUS burst of energy!" continuaría, a medida que el hijo de Northern Afleet, recorriendo la recta entera a voluntad, aumentaba a pasos agigantados la ventaja sobre sus escoltas.

El tiempo que pondría al llegar al disco, 2:28.75, no sería muy bueno, pero eso sería debido a los lentos parciales iniciales. Porque el caballo no solo había ganado el Belmont en forma impresionante, sino que había corrido el último cuarto de milla de la carrera en increíbles :24.50, el registro más rápido en desde Arts And Letters en 1969.

Sin embargo, a medida que el potrillo y su jubilante jinete se dirigían al circulo de ganadores, muchos tenían la imagen de los metros finales del Derby en la cabeza. Y por más que lo intentaran, no podían evitar pensar en lo que podría haber sido.


***


Un mes después del Belmont, cuando Afleet Alex se encontraba realizando sus ultimos preparativos de cara a su retorno en el Haskell (Gr. 1), el potrillo sufrió una fractura en su mano izquierda, por lo que tuvo que ser intervenido quirúrjicamente. Y aunque en un principio se pensó que el hijo de Northern Afleet volvería para competir en el Breeders' Cup Classic (Gr. 1), al poco tiempo de volver a los entrenamientos se volvió a sentir en el mismo lugar, por lo que tuvo que ser retirado.

Su récord fue de 8 victorias, 2 segundos puestos y 1 tercero sobre 12 presentaciones, y obtuvo más de U$S 2.7 en premios. Además, entre sus logros se cuentan el haber obtenido  3 triunfos y 2 segundos puestos en carreras de Grupo 1, y los récords de tiempo tanto del Hopeful como del Mountain Valley Stakes. 

Actualmente sirve como padrillo en el establecimiento Gainsway, en Kentucky, por un valor de U$S 12.500 la monta. Entre sus hijos se destacan Afleet Express, ganador del Travers Stakes (Gr. 1), Dublin, que al igual que su padre supo vencer en el Hopeful (Gr. 1), y Afleet Again, un tordillo que fuera propiedad nada más ni nada menos que de Cash Is King Stables, que, luego del éxito de su primera adquisición, se ha mantenido en el negocio de los purasangres.

John Silvertand, su criador, falleció poco más de un año después del retiro del zaino, en enero de 2007. Ayudado por "la mejor quimioterapia de todas", como un amigo suyo llamó a Afleet Alex, el inglés había vivido 2 años más de lo que los médicos le habían dicho.

“Nunca soñé con tener un caballo así” diría Ritchey con el tiempo.

Y Jeremy Rose, su jinete, lo describiría como “una bestia, un monstruo”. “Hubiese ganado la Triple Corona de no haber sido por mi monta en el Derby”.

De Joe Lerro, uno de los miembros de Cash Is King: “Nos llamaban propietarios de las ligas menores. Decían que teníamos un entrenador de ligas menores y un jockey de ligas menores. Pero, ¿saben qué? Nunca entendieron nada sobre lo que es tener el corazón de un campeón.”

Y el fallecido entrenador Bobby Frankel, que obtuvo el premio al mejor cuidador del país en 5 oportunidades, 4 en forma consecutiva, fue aún más lejos: “Afleet Alex era excepcional. Un potrillo que está a la altura de los grandes de la historia: de Affirmed, de Seattle Slew.”

Pero sería el gran escritor Steve Haskin quien, luego del Preakness, lograría sintetizar mejor la historia del gran Afleet Alex: “Este es un caballo que ha afectado más vidas humanas que cualquiera que se recuerde. Ha mantenido a su moribundo criador con vida. Ha mantenido la misión y la memoria de una valiente niña con vida. Ha mantenido las esperanzas de cientos de niños enfermos con vida. Ha mantenido el sueño de sus trabajadores dueños con vida. Y se ha mantenido a sí mismo y a su jinete con vida, luego de una de las mayores muestras de destreza y fuerza jamás vistas en la historia del deporte. Ahora (...), mantiene con vida uno de los más grandes cuentos de hadas en la historia del turf.”


***


No me caben dudas de que, de haber nacido una década antes, o una después, Afleet Alex hubiese sido mucho más célebre de lo que fue durante aquella primavera de 2005, cuando sus increíbles victorias en el Preakness y el Belmont dejaron al mundo entero boquiabierto. Sin embargo, el hecho de haber saltado a la fama apenas un año después del caballo norteamericano más popular de las últimas tres décadas -Smarty Jones-, y  sólo un año antes del trágicamente famoso Barbaro, sin dudas ha generado que el lugar en la historia del hijo de Northern Afleet se haya visto un poco opacado.

Así y todo, para los que alguna vez hemos visto alguna de sus impactantes carreras, la imagen de ese diminuto pero nobilísimo potrillo en furiosa atropellada -su cuerpo chato contra el piso, sus orejas echadas hacia atrás, y sus cascos golpeando la arena con violencia-, jamás se borrará de nuestras mentes...

Y ni que hablar que su Preakness, la carrera por la que pasará a la historia como uno de los pura sangres más guapos de la historia, seguirá en la memoria de los fanáticos hasta el fin de los tiempos.

En lo personal, me queda solo por decir que Afleet Alex fue uno de los caballos que más disfruté de ver correr, y quizás el único que lo tenía absolutamente todo: velocidad, aceleración, resistencia, guapeza, y una magnífica historia de fondo. Además, creo firmemente que, de no haber sido por Spanish Chestnut y aquellos insólitos parciales iniciales en el Derby, el hijo de Northern Afleet hubiese ganado la Triple Corona a las risas. Porque a pesar de su físico algo extraño, aquel zaino no sólo tenía un talento innato pocas veces visto, sino que su corazón era aún más grande.

Yo te recuerdo, Afleet Alex.






No hay comentarios:

Publicar un comentario