jueves, 16 de mayo de 2013

Un Preakness que promete ser especial

Como sucede todos los años, ni bien Orb cruzó el disco primero en el Kentucky Derby, la pregunta estuvo en boca de todos: ¿puede el hijo de Malibu Moon ganar la Triple Corona?
Y como siempre que surge esa interrogante, la atención de todos se centró casi exclusivamente en la última de las tres pruebas, el Belmont Stakes. Al fin y al cabo, ésta es la carrera que en los últimos 35 años ha demostrado ser la más demandante para los aspirantes al "trofeo más esquivo de todos los deportes". Cuando sus agotadores 2400 metros no son demasiado (como lo fueron para Smarty Jones, Sunday Silence o Alysheba), son los estirados codos y la larga recta de Belmont Park los que pueden confundir hasta a los jinetes más experimentados (le sucedió al exitoso Kent Desormeaux con Real Quiet en 1998, y a Stewart Elliott con Smary Jones en 2004); y cuando nada de esto sucede, simplemente son las 5 agotadoras semanas que separan las 3 carreras lo que convierte al cetro en algo tan difícil de alcanzar.
Pues bien, para Orb, ninguna de estas razones parece ser obstáculo.


Es un hijo de Malibu Moon, cuyo padre A.P. Indy ganó el Belmont de 1992 en uno de los mejores tiempos en la historia de la carrera; y su madre, Lady Liberty, es una hija nada más ni nada menos que del gran Unbridled, uno de los apenas cuatro caballos que lograron vencer en el Kentucky Derby y la Breeders' Cup Classic. Teniendo en cuenta eso, y analizando además su estilo de correr -a lo largo de su campaña, siempre ha corrido más que sus rivales en los últimos metros de sus carreras-, arribamos a la conclusión de que, por el lado de la distancia, el pupilo de McGaughey no parecería ser vulnerable.

En cuanto al tema del jinete, los datos son igual de alentadores. Porque en los últimos tiempos Joel Rosario no sólo ha demostrado ser uno de los mejores jockeys del planeta, sino que además, desde que el año pasado se trasladara desde California hacia la costa este, ha corrido incontables carreras sobre la larga pista de Belmont Park. Es muy difícil imaginarse al dominicano exigiendo a Orb demasiado temprano, como hiciera Elliott con Smarty Jones en 2004; Rosario corre prácticamente a diario en Belmont Park, y Elliott había corrido apenas 15 carreras en dicha pista cuando llegó al Belmont de 2004.

Por último, nos queda el problema del cansancio. Generalmente, los potrillos que llegan al Belmont con chances de Triple Corona han sido "apurados" por sus entrenadores para poder llegar al Derby. Esto no quiere decir que hayan corrido mucho antes de ir a Churchill Downs, simplemente que quizás no habían tenido el tiempo suficiente de alcanzar su completa madurez antes del inicio de la Triple Corona, y que su victoria en Kentucky les quitó más energías de las necesarias. Pues bien, siendo Orb un pupilo de Shug McGaughey, esto es completamente imposible. Porque el entrenador ha dicho una y otra vez a lo largo de los años que él no anotaría un potrillo en el Kentucky Derby a no ser que el caballo le indique por todos los medios que está pronto para correr en la carrera. Puede ser un método que le haya proporcionado menos éxitos en "la carrera de las rosas" que a entrenadores como D. Wayne Lukas, que cada año llega al Derby con un ejército de tres añeros, sin importar que algunos puedan estar en tres patas, y que seguramente por mucho tiempo después de la carrera no vuelvan a ser los mismos. Pero es algo que deja a los fanáticos con la certeza de que, cuando un pupilo de McgGughey gana el Derby, es muy improbable que vaya a arrastrar las patas en las siguientes dos gemas de la Triple Corona.

En conclusión, según mi forma de ver las cosas, si Orb llega al Belmont con chances de obtener Triple Corona, sus posibilidades de obtener el tan esquivo cetro serían las más grandes desde que Spectacular Bid llegara a Nueva York en 1979 como el prohibitivo favorito. 
Antes, debemos rezar por que todo suceda con normalidad el sábado que viene en el Preakness. Si así sucede, y si este año no hay alfileres que se claven en sus cascos días antes del Belmont -como sucedió con Spectacular Bid-, ni rajaduras en sus vasos como las de Big Brown, me animo a afirmar que viviremos unas tres semanas inolvidables.


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